Según la investigación del centro vasco, la capacidad de los niños para escuchar y procesar el lenguaje hablado es un factor determinante a la hora de aprender a leer
Hacia un diagnóstico precoz de la dislexia a través de las capacidades auditivas
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¿Y si pudiéramos predecir la dislexia mucho antes de su desarrollo? Actualmente, casi una de cada diez personas en todo el mundo padece dislexia, un trastorno cognitivo que dificulta la lectura y cuyo mayor hándicap es el diagnóstico tardío. Un estudio ha demostrado la relación existente entre la capacidad de los niños para aprender a leer y su capacidad auditiva.
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BCBL / En este contexto, un estudio publicado recientemente por el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) en la revista científica Frontiers in Psychology ha demostrado la relación existente entre la capacidad de los niños para aprender a leer y su capacidad auditiva. Este avance arroja luz sobre el diagnóstico del trastorno y podría ayudar a detectar el riesgo de dislexia de manera temprana, así como a desarrollar programas de entrenamiento y de paliación de dificultades lectoras con antelación.
Este avance podría ayudar a desarrollar programas de entrenamiento y de paliación de dificultades lectoras con antelación
Según explica Paula Ríos-López, responsable del estudio e investigadora del BCBL, en la lengua las ondas de baja frecuencia corresponden al acento, los tonos y la entonación, o lo que es lo mismo, la prosodia. Mientras, la información fonémica –la que aportan los sonidos de las letras– la contienen las bandas de alta frecuencia. Según la investigación del centro vasco, la capacidad de los niños para escuchar y procesar el lenguaje hablado es un factor determinante a la hora de aprender a leer.
En este sentido, aquellos niños que no procesan de manera óptima las ondas de frecuencia baja –los tonos, acentos y entonaciones del lenguaje– tienen mayores dificultades para decodificar correctamente los fonemas y palabras, lo que se relaciona directamente con la capacidad lectora y los posibles trastornos de la misma.
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El experimento
El estudio conductual se ha llevado a cabo con un total de 40 niños pertenecientes a los cursos 2º y 5º de Educación Primaria. Con el objetivo de demostrar la relación entre la habilidad para aprender a leer y las capacidades auditivas, los sujetos fueron expuestos a una pseudopalabra (una palabra inventada y sin significado), que los niños tenían que repetir verbalmente tras ser preguntados por ella.
A través de la medición de las capacidades auditivas de los niños, se podría determinar quiénes están expuestos a tener problemas con la lectura
La prueba experimental determinó que la pseudopalabra se comprendía mejor cuando iba precedida de frases elaboradas únicamente con información prosódica, es decir, aquellas en las que la única información eran los ritmos y las entonaciones y que no incluían fonema alguno.
Según explica la investigadora Paula Ríos-López, los niños que demostraron en el test de habilidad lectora una peor puntuación, fueron los que recibieron más ayuda de la frase con información prosódica para comprender y repetir con éxito la pseudopalabra.
“El ritmo ofrece al cerebro las claves necesarias para focalizar la atención auditiva en los momentos en los que aparece información relevante para la percepción del habla”, explica Ríos-Lopez. “Cuando el cerebro predice la aparición de esa información, se sumerge en un estado excitable y despliega unas neuronas destinadas a acoplarse a la misma”, añade.
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Facilitar la detección precoz de la dislexia
Los resultados sugieren una nueva vía para detectar el riesgo de dislexia mucho antes de que el niño aprenda a leer
Actualmente, para diagnosticar la dislexia es necesario esperar a que los niños cumplan los 9 años de edad. Sin embargo, los resultados de la investigación del centro donostiarra avanzan que, a través de la medición de las capacidades auditivas de los niños desde muy pequeños, se podría determinar quiénes están expuestos a tener problemas con la lectura y por lo tanto, están más predispuestos a desarrollar dislexia.
Asimismo, podrían desarrollarse con antelación a los 9 años diversos entrenamientos basados en la prosodia y los ritmos del lenguaje, así como programas de paliación de dificultades lectoras, con el principal objetivo de mejorar la habilidad lectora y evitar futuros trastornos.
“Por ejemplo, podemos hacer que una tarea tan simple como tocar el tambor mejore las habilidades rítmicas del niño, para mejorar paulatinamente su percepción del lenguaje y evitar futuros trastornos”, concluye Ríos.
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