Tal día como hoy… 1 de agosto de 1704 comenzaba el asedio de Gibraltar
El 1 de agosto de 1704, en el marco de la Guerra de Sucesión Española (1701-1715), comenzaba el asedio de Gibraltar por parte de la flota anglo-holandesa al mando del almirante británico George Rooke. Gibraltar se rindió en 4 de agosto y se convirtió, desde entonces, en una plaza inglesa.
CV / La guerra había comenzado en 1701 con el pretexto de un pleito dinástico entre las casas de Borbón y de Habsburgo por la sucesión al trono de España. En la práctica, fue una guerra por la hegemonía europea en la que estaban en disputa los despojos del Imperio español, que desde la segunda mitad del siglo XVII había entrado en una galopante decadencia, pero que seguía disponiendo de amplias posesiones en Europa y todo su imperio colonial en América. En esta guerra, la Península fue solo uno de sus escenarios.
La guerra había comenzado en 1701 con el pretexto de un pleito dinástico entre las casas de Borbón y de Habsburgo por la sucesión al trono de España
El último rey español de la casa de Habsburgo, Carlos II «el hechizado», había muerto sin descendencia y en su testamento legó el trono a Felipe de Borbón, duque de Anjou y futuro Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia y biznieto del padre de Carlos II, Felipe IV. Por su parte, el hermano del emperador de Austria, el archiduque Carlos, también aspirante al trono español e igualmente pariente de Carlos II y de la rama alemana de los Habsburgo, se consideraba el legítimo heredero. Austria no reconoció a Felipe V y, sin previo aviso, invadió las posesiones españolas en el norte de Italia. La liberación del comercio con América y el trato de favor que Felipe V dispensó a las compañías francesas, puso a favor de la causa del archiduque Carlos a Inglaterra, Portugal y Holanda, además de la propia Austria –constituyendo «La Gran Alianza»-, que declararon la guerra a Francia y a España.
Aquel 1 de agosto, la flota anglo holandesa de 60 buques de guerra se dirigía hacia el Atlántico después de haber fracasado en su intento de tomar Barcelona. Había intentado tomar la ciudad desembarcando un ejército austríaco de 8.000 hombres, con la intención de llevar la guerra al directamente eslabón más débil del enemigo, España. Se contaba con que la ciudad se sublevaría a favor del Archiduque, pero el bombardeo desacreditó a los austracistas y, aunque apenas había tropas regulares en Barcelona –unos 1.000 hombres-, los gremios armaron a unos 4.000 de la milicia local –la coronela- y rechazaron el intento de desembarco de los atacantes. Al pasar del Mediterráneo al Atlántico, por delante de Gibraltar, el contraalmirante Rooke decidió resarcirse de la derrota en Barcelona tomando Gibraltar. Y le puso asedio.
La flota de Rooke contaba con 60 buques de guerra, 9.000 soldados y 20.000 marineros, además de poderosa artillería. La guarnición de Gibraltar era de apenas de 300 soldados
La flota de Rooke contaba con 60 buques de guerra, 9.000 soldados y 20.000 marineros, además de poderosa artillería. La guarnición de Gibraltar era de apenas de 300 soldados y varias piezas de artillería, sin ningún tipo de apoyo naval. Los ingleses desembarcaron en la bahía de Algeciras y Gibraltar quedó bloqueado por tierra y por mar. Tras los primeros combates, Rooke hizo llegar a los defensores una carta firmada en Lisboa por el archiduque Carlos, en la que instaba a las autoridades gibraltareñas a ponerse de su lado. Al negarse el cabildo, comenzaron los bombardeos. Y el desequilibrio de fuerzas se impuso.
Gibraltar se rindió el 4 de agosto, pero curiosamente, no a los ingleses, sino al príncipe Darmstadt, representante legal del archiduque Carlos, que tomó posesión de la plaza en nombre de Carlos III de España. Teóricamente, Gibraltar pasaba de un rey de España a otro rey de España. Pero Rooke tenía otros planes. Desde un primer momento alejó a los holandeses y ocupó la población con sus propias tropas inglesas, dejando fuera también a los barcos holandeses.

De los aproximadamente 5.000 habitantes que tenía Gibraltar en aquellos momentos, la inmensa mayoría abandonó la ciudad al día siguiente, quedándose apenas unos 100, la mayoría enfermos. Rooke se autonombró gobernador militar provisional de Gibraltar y mandó izar el pabellón inglés.
Se dio luego la paradoja de que Rooke fue procesado por el Almirantazgo a su regreso a Inglaterra: No tenía órdenes de atacar Gibraltar, sino de regresar a Inglaterra tras el fracaso de Barcelona con la flota; de modo que su acción fue considerada una desobediencia a las órdenes recibidas. Fue levemente sancionado, pero no volvió a recibir mando de flota alguna. Siempre defendió su acción diciendo que en el futuro Inglaterra se lo agradecería. Efectivamente, ahora disponía de una plaza clave para sus futuras operaciones navales en el Mediterráneo. Georges Rooke murió en 1709, sin ver el final de la guerra.