Centro de Exposiciones Arte Canal / Madrid / Hasta el 17.06.18 / Imagen: Puerta de acceso a Auschwitz I – Foto por Pawel Sawicki © Auschwitz-Birkenau State Museum – Musealia
Un viaje intelectual y profundamente emocional por un pasado no tan lejano
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Más de 70 años después de su liberación, Auschwitz continúa siendo hoy en día símbolo universal del Holocausto; uno de los episodios más oscuros de la historia reciente, que se saldó con el asesinato de más de 6.000.000 de inocentes a manos de la Alemania nazi de Hitler. Ahora, la primera exposición itinerante sobre Auschwitz y sus repercusiones históricas y humanas, recorre el mundo para acercar su compleja realidad a millones de personas y esclarecer, en un viaje intelectual y profundamente emocional, cómo ese lugar llegó a existir y el modo en que su existencia afecta aún hoy a nuestra visión del mundo.
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Por primera vez en la historia, una exposición itinerante titulada Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos, coproducida por Musealia y por el Museo Estatal de Auschwitz – Birkenau permite al mundo mirar a los ojos del Holocausto a través de más de 600 piezas originales de incalculable valor histórico y humano, testigos directos de uno de los episodios más oscuros de la humanidad. La exposición Auschwitz permanecerá en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid, primero de sus 14 destinos mundiales en Europa y Estados Unidos, hasta el 17 de junio de 2018.

La gran mayoría de objetos y el extenso material fotográfico y audiovisual,cedidos por más de 20 museos internacionales, no han sido nunca antes mostrados al público
La gran mayoría de objetos y el extenso material fotográfico y audiovisual que componen este emotivo recorrido por la historia reciente no han sido nunca antes mostrada al público. A través de esta sobrecogedora selección de objetos, cedidos por más de 20 museos internacionales, Auschwitz retrata la compleja realidad del campo y el universo de víctimas y verdugos, con una clara intención: esclarecer cómo un lugar así pudo llegar a existir y ahondar en el modo en que su existencia afecta aún hoy a nuestra visión del mundo.
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Auschwitz, el campo más letal
Los campos de concentración nazis comenzaron a construirse en Alemania en 1933. A partir de entonces estos se convirtieron en el destino forzoso de los oponentes al régimen hitleriano, judíos y todas aquellas personas consideradas por los soldados nazis como “elementos indeseables” (por motivos tan dispares como escuchar una emisora de radio prohibida o ser comunista), primero poco a poco y después, de manera cada vez más frecuente.

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Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Alemania empezó a instalar esos campos en sus territorios ocupados a lo largo y ancho de Europa y, a su vez, ordenó la deportación a estos campos de prisioneros provenientes de otros territorios. Auschwitz fue el más letal (1.1 millones de asesinados) de entre los miles de campos creados y operados por la Alemania nazi y sus colaboradores. Además, este complejo de campos fue el de mayores dimensiones, albergando en un territorio de 40 km cuadrados de zona de interés 3 partes principales, donde se concentraban los diferentes elementos del sistema de campos nazi:
– Una parte llamada Auschwitz I, creada en mayo de 1940.
– Campo de Auschwitz II- Birkenau, creado en otoño de 1941.
– Campo de Auschwitz III – Monowitz, creado en octubre de 1942.
Además, otros cerca de 50 subcampos y comandos externos donde se explotaba a los prisioneros como esclavos se construyeron entre 1942 y 1944 en las inmediaciones de Auschwitz.
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Las víctimas

Las principales víctimas de Auschwitz fueron judíos, polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y de otras nacionalidades (checos, bielorrusos, franceses, alemanas, austríacos, rusos, eslovenos y ucranianos en su mayoría) y personas de otros colectivos considerados por el régimen de Hitler como “elementos indeseables”, como los homosexuales.
De los 1.3 millones de personas deportadas a Auschwitz, apenas se registró e internó en el campo a aproximadamente 400.000, tras asesinar a los 900.000 prisioneros restantes en un plazo de apenas unas horas desde su llegada en tren al campo.
El proceso de selección y exterminio estaba totalmente planificado y organizado para su máxima eficiencia y rapidez. Al bajar del tren, el equipaje de las víctimas era apilado en un costado del andén para luego ser clasificado para su posterior envío a Alemania. Las personas eran obligadas a formar dos hileras, una de mujeres y otra de hombres, para que los médicos de la SS pudieran realizar una selección ocular de acuerdo al aspecto exterior del individuo.
Este proceso que determinaría el asesinato inmediato de la gran mayoría de prisioneros no tomaba más de unos segundos.
De las personas que pasaron la selección del personal de la SS a su llegada a Auschwitz más del 50 % falleció a causa del hambre, el trabajo extenuante, a consecuencia de ejecuciones y torturas de distinto tipo, enfermedad y epidemias, experimentación pseudo-científica y las duras condiciones del día a día en el campo.
Cuando los alemanes se vieron acorralados por el ejército soviético, que liberó el campo, transportaron a casi todos los restantes prisioneros a otros campos, en lo que se conoció como las marchas de la muerte.
En el momento de la liberación de Auschwitz apenas quedaban allí 7000 personas abandonadas por la SS. La mitad fallecería en los días sucesivos debido a su pésimo estado de salud.

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La exposición reúne pequeños objetos personales de algunas de sus víctimas, elementos estructurales del campo de grandes dimensiones, documentación y material audiovisual inédito, etc. Un riguroso y emotivo recorrido por más de 25 salas expositivas. Una reflexión inolvidable sobre la propia naturaleza del ser humano y la compleja realidad de Auschwitz, universo común de víctimas y verdugos.
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