Tal día como hoy…2 de diciembre de 1804 Napoleón Bonaparte, se autocoronaba emperador de Francia
El 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Nôtre Dame de París, el hasta entonces Primer Cónsul de la República, Napoleón Bonaparte, se autocoronaba emperador de Francia en presencia del papa Pío VII.
CV / A continuación, el nuevo emperador coronaba como emperatriz a su esposa, Josephine de Beauharnais, exesposa de un general monárquico ejecutado por traición –había llevado intencionadamente a su ejército a una encerrona para que los austríacos lo masacraran-. La escena de la coronación la inmortalizó Jean-Louis David en un monumental cuadro expuesto en el museo del Louvre, con una réplica en el palacio de Versalles.
Según la tradición, ante las demoras protocolarias del Sumo Pontífice, Napoleón se impacientó y optó por ponerse él mismo la corona
Según la tradición, ante las demoras protocolarias del Sumo Pontífice, Napoleón se impacientó y optó por ponerse él mismo la corona. En realidad, estaba previsto que fuera así. Napoleón quería emular la coronación de Carlomagno el día de Navidad del año 800 de la mano del papa León III, pero demostrando que ahora no era la Iglesia quien reconocía al poder temporal, sino al revés. Era su homenaje testimonial a la revolución de la cual provenía, y a la cual a la vez estaba traicionando al adoptar la dignidad imperial y la connivencia de la Iglesia. Carlomagno siempre había sido un referente para él.
En otro famoso cuadro del mismo David –del que hay cinco versiones-, el retrato ecuestre de Napoleón cruzando los Alpes muestra en el suelo una inscripción en piedra con el nombre de los dos personajes históricos que le habían precedido en el paso de San Bernardo: Aníbal y Carlomagno. Compartió el destino de ambos: emperador, como Carlomagno; finalmente derrotado, como Aníbal. Solo que Napoleón no se suicidó para evitar que le capturaran…
Cuando estalló oficialmente la Revolución Francesa con la toma de La Bastilla, el 14 de julio de 1789, Napoleón era un teniente segundo de artillería recién salido de la academia militar. Diez años después, ya era general. Al principio estuvo con los jacobinos. A la caída de Robespierre fue detenido por su conocida amistad con Agustín de Robespierrre, hermano del líder jacobino, pero fue liberado por falta de pruebas. Desde entonces, marcó distancias con los radicales. En 1795 detuvo en las Tullerías la insurrección realista, defendiendo a la Convención y convirtiéndose en un héroe republicano.
La Revolución precisaba de oficiales, porque los que había eran mayoritariamente realistas y, consecuentemente, de poco fiar
La Revolución precisaba de oficiales, porque los que había eran mayoritariamente realistas y, consecuentemente, de poco fiar. En este contexto hicieron carrera Napoleón y su futura aristocracia imperial, los Murat, Massena, Ney, Soult, Bernadotte, Suchet, Bessières… Todos ellos, por cierto, ansiando convertirse en monarcas de algún territorio conquistado. Alguno lo consiguió y hasta arraigó en su nuevo reino fundando una dinastía, como Bernadotte, cuyos descendientes siguen en la Casa Real Sueca. Los otros fueron más efímeros en su condición regia, y duraron lo que Napoleón. Se dice que una de las razones de la, a todas luces, contraproducente represión en Madrid del 2 de mayo de 1808, fue debida al despecho y la furia de Murat cuando supo que Napoleón había decidido nombrar rey de España a su hermano José en lugar de a él. Se tuvo que contentar con Nàpoles…
Pero todo esto quedaba aún lejos en diciembre de 1804. Con la excepción de la campaña de Egipto, que se resolvió en un sonoro fracaso, pero que vendió como un éxito volviendo a Francia derrotado con aureola de César victorioso, Napoleón solo había conocido victorias hasta entonces. En el caos que siguió a la Revolución tras la caída de Robespierre y el ascenso al poder de los arribistas de Barras, Napoleón supo nadar y guardar la ropa, arrimándose al árbol que mejor cobijaba, a la vez que cuidando su imagen de personaje honrado y alérgico a las intrigas que tanto le gustaron luego. En realidad instauró una nueva aristocracia, basada en el sentido etimológico del término: los mejores por derecho natural, no por derecho hereditario. Al menos según él.
En realidad instauró una nueva aristocracia, basada en el sentido etimológico del término: los mejores por derecho natural, no por derecho hereditario
Eso sí, supo vender muy bien que el Imperio era el heredero legítimo de la Revolución, es decir, era la Revolución sin sus excesos. Y muchos revolucionarios se refugiaron en él, porque lo contrario era el legitimismo absolutista. La Revolución cometió sin duda excesos, pero también cabe reconocer que tuvo que defenderse de la hostilidad activa del resto de potencias europeas desde sus mismos inicios. Y de aquellos polvos vinieron los correspondientes lodos. La República tuvo que militarizarse inevitablemente si quería sobrevivir a las agresiones exteriores e interiores, pero fue al precio de crear una casta militar que luego aupó a Napoleón al poder absoluto.