
Jo Hummel (Hampshire, 1982) trabaja en su estudio de la isla de Wight, y sus obras –incluidas tanto en colecciones públicas como privadas– tienen una base de coleccionistas internacionales en crecimiento.
La pintora se formó en la Kingston University y en el Royal College of Art de Londres hasta 2006. En los últimos años ha recibido varias becas del Arts Council for the Arts para instalaciones temporales y residencias de investigación, y ha realizado diversas exposiciones individuales y colectivas en Gran Bretaña, Estados Unidos, Suecia y en la Bienal de Venecia.
Hummel presenta la serie Automatic (2021) en la galería Víctor Lope. Sus obras se caracterizan por el uso del collage de pintura sobre papel y por las aplicaciones espontáneas de espacio, color y forma
Ahora, Hummel presenta la serie Automatic (2021) en la galería Víctor Lope. Sus obras se caracterizan por el uso del collage de pintura sobre papel y por las aplicaciones espontáneas de espacio, color y forma. Tras su apariencia física y material, su proceso creativo se revela intencionadamente antropológico, ya que la artista siente un interés particular por el determinismo y el libre albedrío, tanto o más que por las preocupaciones formales. Hummel pone en crisis el automatismo práctico como parte de un proceso instintivo y también como método de análisis íntimo para deducir la causa invisible de cada obra, tratando de acceder a una forma de comunicación visual cruda y prelingüística.
Hummel realiza experimentos en los que el proceso a menudo determina el resultado y ofrece un espacio seguro para la improvisación, en un contexto donde la racionalidad se entrecruza con la naturaleza impredecible de la intuición, la espontaneidad y la incertidumbre humana. Su praxis funciona como una actividad psicológicamente exploratoria para conocerse mejor a sí misma; como un simulador de tomas de decisión que le permite comprender distintos estados emocionales y hacer uso de sensaciones como la ansiedad, la serenidad, la comodidad, la satisfacción o la repulsión.
La naturaleza del collage hace que la creación de una obra sea un «toma y deja» constante en el que la artista debe negociar con el lienzo, reordenando, escogiendo y ajustando, a menudo durante largos períodos y habiendo explorado cientos, los infinitos resultados posibles. La elección final nunca oculta ni los accidentes ni las cicatrices. Esta imperfección denota complejidad y, a la vez, la honestidad de dejar al descubierto toda la verdad, tanto para ella como a ojos de los demás.