Bera, primer conde de Barcelona

Carlomagno / Flickr - Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla

Tal día como hoy… 28 de diciembre del año 801 se nombró a Bera primer conde de Barcelona

 

El 28 de diciembre del año 801, los francos hacían su entrada triunfal en Barcelona después de haber tomado la ciudad a los sarracenos. Al frente estaba Ludovico Pío, hijo primogénito de Carlomagno y futuro emperador, que nombró al noble visigodo Bera –o Berà- como primer conde de Barcelona.

 

CV / Carlomagno había intentado años atrás, sin éxito, ocupar la Península Ibérica, en aquellos tiempos bajo el Califato de Córdoba. Al parecer, había llegado a un acuerdo con el valí musulmán de Zaragoza, que le entregaría la ciudad. Luego proseguiría con su avance hacia el sur. En el año 778 invadió Hispania con dos ejércitos, el primero descendió por la costa Mediterránea hasta Tortosa, siguiendo luego el Ebro hasta Zaragoza  -algunas fuentes indican que dicha fuerza estaba al mando de su hijo, el mismo Ludovico Pío, pero no parece verosímil si tenemos en cuenta que había nacido este mismo año-; el segundo, dirigido por el mismo Carlomagno, cruzó los Pirineos por Roncesvalles, con el objetivo de progresar hasta Zaragoza, y unirse allí con la primera columna.

Carlomagno había intentado años atrás, sin éxito, ocupar la Península Ibérica, en aquellos tiempos bajo el Califato de Córdoba

Pero el gobernador de Zaragoza cambió de parecer a última hora, y decidió no entregar la ciudad. Carlomagno no disponía de material de asedio y tras un breve sitio, decidió levantar el campamento y regresar a Francia. Fue a su vuelta cuando la retaguardia de su ejército fue sorprendida y aniquilada por los vascones en el paso de Roncesvalles, dando origen a la famosa ‘Canción de Roldán’, el primer cantar de gesta escrito en lengua romance. El ataque vascón se produjo en venganza por el saqueo de Pamplona llevado a cabo por los francos, para conseguir algo de botín y no regresar a Francia con las manos vacías.

El fracaso de su primer intento convenció a Carlomagno de la magnitud de la empresa y de la imposibilidad de llevarla a cabo, de modo que se planteó para el futuro un objetivo más modesto, la ocupación de una franja hasta el Ebro que protegiera el reino franco de las incursiones musulmanas. A su regreso a Francia tuvo que hacer frente a varias guerras contra los sajones, ávaros, bávaros y daneses, razón por la cual postergó su proyecto hasta más adelante, cuando estuviera en condiciones de acometerlo con garantías.

Lo hizo 23 años más tarde, en el 801 –ya como emperador-, poniendo a su hijo Ludovico al frente del ejército. Se sabe poco de la campaña, excepto que consiguió controlar los territorios al norte del Ebro, que fueron denominados como la Marca Hispánica. En cualquier caso, el dominio franco sobre la mayor parte de estos territorios fue más bien efímero. A la muerte de Carlomagno en el 814, y con el inicio de la decadencia de su Imperio, la mayoría fueron abandonados. La Marca Hispánica controlada por los francos se quedó en una franja oriental al sur de los Pirineos –en un primer momento hasta Tarragona, que luego fue también abandonada- constituida por una serie de pequeños condados, el más importante de los cuales fue el de Barcelona.

La historia de Bera como primer conde de Barcelona no acabó muy bien

La historia de Bera como primer conde de Barcelona tampoco acabó muy bien. Participó en varias campañas con los francos, llegando de nuevo hasta el Ebro, pero sin conseguir tomar Tortosa. Tras la muerte de Carlomagno, fue denunciado por algunos nobles, que le acusaron de contemporizar con los musulmanes, y tuvo que enfrentarse a la rebelión de dos hermanastros, Gaucelmo de Rosellón y Ampurias, y Bernardo de Septimania. En el año 820 acudió a Aquisgrán, capital del Imperio, para enfrentarse a la acusación de traición. Se resolvió como se resolvían en aquellos tiempos estos contenciosos, con un duelo entre acusador y acusado, un precedente de los juicios de Dios; quien ganaba el combate tenía la razón.

Pero a Bera le engañaron, porque su hermano Gaucelmo no se presentó en persona, sino que envió a un lugarteniente suyo, un tal Sanila, muy peligroso en combate y también godo. El combate se realizó según las costumbres visigodas, con jabalinas y armas ligeras, muy poco utilizadas por los francos. Sanila venció y Bera fue declarado culpable, perdiendo el título de conde de Barcelona. El castigo era la pena de muerte, pero el emperador Ludovico le concedió el perdón. Para acabar con las disputas entre visigodos, se nombró conde de Barcelona a un franco llamado Rampón. Bera siguió al servicio del emperador Ludovico en Ruan, hasta su muerte en el 844.

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