Ciencia versus intereses. Prejuicios e Involución Humana

Si se opina con realidad puede que se llegue a un acuerdo objetivo con los demás, pero si lo hace con creencias sólo se estará de acuerdo con los de su religión o ideología / Pixabay

Esta serie llega a su fin. Hemos recorrido unos 6 millones de años de evolución humana en donde los prejuicios e intereses han pesado más que la propia ciencia. Esta siempre tuvo que basarse en los datos y la lógica, aunque las corrientes pedagógicas vigentes prediquen que este conocimiento va por detrás de lo competencial, algo que ruego usted pregunte a los pedagogos. Yo científicamente no llego.

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David Rabadà | Catalunya Vanguardista  @DAVIDRABADA

Lo que sí veo es que asesores políticos y teóricos predican, bajo una democracia mal entendida, que todo es opinable. En tal caso la mayoría pregonará grandes sandeces, votará a un nuevo Hitler y quemará obras de arte contrarias a lo que cree. La verdad es que uno debe opinar objetivamente en base a datos reales, no bajo sus prejuicios, creencias o intereses. Si se opina con realidad puede que se llegue a un acuerdo objetivo con los demás, pero si lo hace con creencias sólo se estará de acuerdo con los de su religión o ideología. En ello Claude Bernard fue muy optimista al decir que, estoy convencido que llegará el día en que fisiólogos, poetas y filósofos hablarán el mismo idioma.

La ciencia, con los hechos, persigue una aproximación a la verdad, mientras que las ideologías, con la fe, se declaran en posesión de esta

La ciencia, con los hechos, persigue una aproximación a la verdad, mientras que las ideologías, con la fe, se declaran en posesión de esta. Paradójicamente ciencia e ideologías dicen buscar lo mismo, el conocimiento, ¿cómo se entiende entonces que estén contrapuestas? Pues, y llanamente, al aplicar métodos distintos. La ciencia contrasta hechos mientras que las ideologías imponen una fe. Y es en el segundo caso, bajo ideologías, en donde muchos políticos ignorantes de la ciencia, y cegados por fatuos charlatanes, imponen sus decisiones equivocadas al resto de la comunidad. En ello creen que todo es opinable por cualquier mundano y para ello o se ningunea a la ciencia o se la manipula.

Quizás tuvieran razón Les Luthiers al decir que la verdad absoluta no existe aunque esto sea absolutamente cierto. Albert Einstein dejó escrito que la ciencia es un intento por hacer que la diversidad caótica de nuestra experiencia sensorial corresponda a un sistema de pensamiento lógico y uniforme. Desgraciadamente, y muy a menudo, la ciencia persigue fantasmas para satisfacer prejuicios e intereses humanos, algo muy parecido a las ideologías cuando opinan sin fundamentos probados. Pero el método científico no debería regirse ni por dogmas religiosos, ni por ideologías, ni por la voz de la mayoría, sino por unos expertos que por formación, experiencia y conocimientos deben saber decidir la mejor opción de entre la infinidad. Es decir, y como decía Galileo, en cuestiones de ciencia la autoridad de mil no vale tanto como el libre razonamiento de uno solo.

Albert Einstein dejó escrito que la ciencia es un intento por hacer que la diversidad caótica de nuestra experiencia sensorial corresponda a un sistema de pensamiento lógico y uniforme / Pixabay

De esta manera a nadie le diagnostican un cáncer bajo votación de todos los habitantes de su pueblo, sino bajo la atenta mirada de un médico especialista. Si democratizáramos la ciencia jamás se habrían fabricado móviles táctiles sin la Física Quántica, GPS sin la Relatividad o el pronóstico de erupciones volcánicas sin la Tectónica de Placas. Las Teorías Científicas jalonan nuestro universo con comodidades, seguridad y progreso humano, cosa que no hacen ni las imaginaciones mitológicas, ni la ficción religiosa, y ni los políticos mediocres. La ciencia no se construye con opiniones vacuas sino con razones reales.

El problema es cuando una falsa ciencia edifica castillos en el aire bajo el uso interesado de los prejuicios

El psiquiatra Ramachandran decía que, casi todos los científicos son paletas que colocan ladrillos, no arquitectos; se conforman en añadir otra piedra en la catedral. El problema es cuando una falsa ciencia edifica castillos en el aire bajo el uso interesado de los prejuicios. Esa falta de control resulta un desastre para el progreso humano ya que no se avanza sino que se retrocede. La ciencia debe ser un tamiz que intente separar lo verdadero de lo falso como la ética intenta serlo entre el bien y el mal. Desgraciadamente cuando una ideología rapta a la ciencia y la pone a su servicio, ésta pasa de ciencia a carencia.

Ejemplos de estas imposturas intelectuales, que no críticas científicas, las hemos sufrido con el darwinismo social, el lysenkoismo soviético, la antroposofía de iluminados, los testigos de Jehová, la cienciología, la fe Baha’í; los creacionistas del diseño inteligente, la pedagogía teórica, y por último hasta en algunas webs del Islam que niegan la evolución. Todos ellos, y otros más que a menudo me insisten, siempre dicen lo mismo, cree en lo que te digo y lo demás son sirenas que desean confundirte. Lo astuto de todas estas ideologías es que atacan a la ciencia en su punto más débil, buscando lo que ésta todavía no sabe, es decir, señalando sus agujeros.

Desgraciadamente las ideologías anticientíficas pretenden que no se investigue sin darse cuenta que la ciencia, y con el transcurrir de las investigaciones, va llenando los vacíos

Isaac Newton, si es que no lo plagió, ya dijo que lo que sabemos es como una gota de agua, lo que ignoramos es como un océano, pero no por ello dejó de investigar. Desgraciadamente las ideologías anticientíficas pretenden que no se investigue sin darse cuenta que la ciencia, y con el transcurrir de las investigaciones, va llenando los vacíos. Por eso Thomas Henry Huxley, y a finales del XIX, declaró ante la iglesia, confío que al final de los tiempos la verdadera ciencia aliviará a los hombres de cargar con la falsa ciencia impuesta por la religión.

En fin, las ideologías finalmente no devienen muy inteligentes ya que basan sus presunciones no en «el emental» científico, sino en sus agujeros. Y resulta elemental que no nos las den con queso. La ciencia demuestra objetivamente cómo puede ser la realidad, las ideologías imponen subjetivamente, y bajo palio, cómo debe ser ésta. Galileo dijo que La Biblia muestra la manera de ir al cielo, no la forma como van los cielos. Y mucho antes los griegos ya discutieron los dogmas a sus druidas. Por eso Ulises buscó la verdad y no los fatuos cantares de unos seres mitológicos. Él fue fruto de lo que ocurrió en el VII a. C. En tal época los griegos cambiaron cualitativamente el modelo de razonamiento humano abandonando las creencias y mitos para observar la realidad bajo la lógica, el llamado paso del mito al logos. Ese paso al conocimiento y a la ciencia evitó las interpretaciones que no se imponen sino que se contrastan.

Ulises y las Sirenas (Galería Nacional de Victoria, Melbourne, 1891) / Wikimedia

Por eso Ulises se hizo atar al mástil de su barco, para no ser seducido por los engaños de las creencias. Como ven la mitología griega esconde más verdades de las que uno se imagina. Ellos, los pensadores griegos, vieron que los dogmas ideológicos devienen un obstáculo totalitario al real desarrollo del saber. Sócrates, en cierta manera, murió por ello, y más tarde Giordano Bruno, fue condenado por la Inquisición en 1600. Él fue quien ante la hoguera les dijo, será más grande vuestro temor al pronunciar la sentencia de muerte que mi en sufrirla. Ya en pleno siglo XX Stephen Jay Gould dijo que los conflictos se generan, no porque la ciencia y la religión rivalicen intrínsecamente, sino cuando un dominio intenta usurpar el espacio propio del otro. Gould, que falleció en mayo de 2002, nos legó muchas máximas más para evitar nuestros prejuicios e intereses.

Hoy en día los científicos metódicos, críticos y objetivos que no siguen el loby científico, e ideológico, corren el riesgo de quedar al margen

Hoy en día los científicos metódicos, críticos y objetivos que no siguen el loby científico, e ideológico, corren el riesgo de quedar al margen. Estos investigadores no hallan casi ninguna posibilidad de difundir sus descubrimientos ante las creencias reinantes. La causa es que existen equipos de investigación con grandes presupuestos que influyen en las principales revistas internacionales. En estas jamás hallará los trabajos de quienes llevan la contraria a los equipos regentes y sus ideologías. Por eso el físico Ian Stewart, y con conocimiento de causa, dijo en 1996 que una novedad científica resulta suicida, especialmente si proviene de una persona totalmente desconocida.

Cabe añadir que estas publicaciones ganan mucho dinero por varias razones. Primero porqué sus autores jamás cobran por sus trabajos, y en segundo lugar porqué a veces han de pagar por la publicación. En fin, que las ventas están aseguradas y muchos políticos, sin saber de ciencia, devienen crédulos de algunos artículos a la moda. En cierta forma los prejuicios son a las mentiras como las mentiras a los prejuicios, o lo que es lo mismo, los intereses son a la manipulación como la manipulación a los intereses. Combatir los prejuicios e intereses se hace sin opinar por opinar sino bajo una educación en verdades objetivas. Y lo más importante, se hace bajo una curiosidad innata pero ilustrada e instruida.

Combatir los prejuicios e intereses se hace sin opinar por opinar sino bajo una educación en verdades objetivas

Haldane decía que, el mundo no morirá por falta de maravillas, sino por falta de curiosidad. Y esta curiosidad entre nosotros los primates reside en un cerebro que todavía no sabemos cómo funciona. Immanuel Kant, en la Crítica de la Razón Pura, decía que el esquematismo con el que nuestro entendimiento aborda el mundo de los fenómenos […] es una habilidad tan profundamente oculta en el alma humana que difícilmente podremos averiguar cuál es la estrategia secreta que utiliza aquí la naturaleza. Por mi parte deseo y espero que los humanos logremos dar respuesta a esta estrategia sin tener que recurrir a prejuicios e intereses. En este viaje sobre la evolución humana hemos visto que estos resultan inherentes en todos nosotros, los mal llamados sapiens. Quizás nos falten muchos milenios de mejora en nuestra futura evolución.

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Este artículo es la continuación de una serie titulada “Prejuicios y Evolución Humana“, a cargo de nuestro colaborador científico, David Rabadà.

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