El Día Internacional de la Madre Tierra, se celebra desde hace 45 años cada 22 de abril
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Este año, el Día Internacional de la Madre Tierra hace hincapié en la llamada colectiva a la acción para proteger el planeta. Expertos de la UPM ofrecen su visión y dan las claves para el futuro.
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UPM / “Cuidemos de la Madre Tierra para que esta pueda seguir cuidando de nosotros como lo ha hecho durante milenios”. Con este llamamiento a la acción de su secretario general Ban Ki Moon, Naciones Unidas anima a la sociedad a conmemorar el Día Internacional de la Madre Tierra, que se celebra desde hace 45 años cada 22 de abril.
A la espera de que los líderes mundiales firmen un tratado vinculante sobre el cambio climático y mientras las miradas se centran n las energías renovables como alternativas a los combustibles fósiles, desde Naciones Unidas se anima a la población general a asumir el liderazgo necesario para buscar un futuro diferente. El desarrollo sostenible cobra más importancia que nunca y las ciudades del futuro deben ser un pilar básico para conseguirlo.

“Son múltiples las señales que nos indican que el planeta ha alcanzado, si no superado, los límites en su capacidad de producir recursos y absorber residuos como el CO2”, explica Agustín Hernández director del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Para el experto, muy en línea con el lema del Día de la Tierra 2015 que nos llama a asumir el liderazgo del cambio, es necesario un cambio de mentalidad que nos ayude a conseguir ciudades más sostenibles y ecológicas en el futuro.
“Las políticas nacionales e internacionales siguen determinando el «crecimiento» (del consumo, de la población, etc) como única política posible y aceptable. Esto lleva un comportamiento hipócrita (o esquizofrénico) que, por un lado dice «proteger» el medio ambiente y apostar por la sostenibilidad planetaria; y por otro desarrolla proyectos y programas que persiguen acelerar el consumo de recursos naturales, en un marco de crecimiento continuado de la población”, asegura.
Conseguir ciudades más ecológicas es un reto que, para Agustín Hernández, debe abordarse de forma diferente en los países del norte y los del hemisferio Sur
Conseguir ciudades más ecológicas es un reto que, para Agustín Hernández, debe abordarse de forma diferente en los países del norte y los del hemisferio Sur. Así, mientras que en el Norte el desafío no pasa por crear una nueva ciudad “sino por mantener y mejorar el funcionamiento de la existente”, en los países del sur el problema se hace crítico. “Aquí hay que hacer dignas las condiciones de vida de las personas. Para ello, es fundamental diseñar un nuevo modelo de ciudad que huyendo del modelo depredador de las ciudades del norte, construya una ciudades en que la sostenibilidad sea uno de los rasgos básicos”.
Las viviendas bioclimáticas podrían ser una solución a este problema. Entendidas como “alojamientos capaces de acompasar su metabolismo a las condiciones cambiantes del entorno”, las modificaciones necesarias, lejos de requisitos propios de la ciencia ficción, serían asumibles. “Hablamos de mejorar las condiciones de naturalidad del espacio público reduciendo la pavimentación, aprovechando el agua de la lluvia o utilizando la vegetación para amortiguar los efectos negativos del clima… En el caso de los edificios, habría que centrarse en la rehabilitación de las fachadas mejorando su aislamiento, la gestión de la energía solar para el agua caliente o la reubicación y rediseño de las ventanas para aprovechar el sol o protegerse de él”, explica el experto de la ETSAM.
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La gestión de los residuos, clave en sostenibilidad
Pero no todos los cambios de las ciudades del futuro pasarían por lo arquitectónico. En un mundo que alcanzará los 10.000 millones de población en 2050, según estimaciones de Naciones Unidas y el Banco Mundial, la gestión sostenible de nuestros recursos se hace más importante que nunca. Y para ello, será necesario también mejorar el tratamiento de nuestros residuos.
“La generación de residuos ha sido unos de los problemas ambientales más importantes que acompañan al ser humano. En algunos casos, ha llegado a ser dramático y las soluciones no han sido las más adecuadas”, explica José Vicente López, director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la UPM y de la Cátedra Ecoembes de Gestión Sostenible de los Residuos. Con 3,5 millones de toneladas de residuos diarios, que se espera que aumenten al doble en 2015, el problema requiere una solución cada vez más urgente.

“La gestión sostenible de los residuos es el reto de las ciudades del futuro”, asegura José Vicente López, que añade que, para que sea posible alcanzarlo “su tratamiento debe sumarse a la prevención y reutilización”. Los productores y los consumidores serán claves en el cambio y “la educación y la formación pasarán a ser otro de los puntos fundamentales en la gestión”.
Para este investigador, las nuevas ciudades asumirán el concepto de “residuo cero” que pasará por cambios en el diseño del producto, con materiales reciclables. También por modificaciones en la mentalidad de los consumidores. No dejaremos de ver contenedores en las calles, asegura José Vicente López, pero sí serán distintos. “Tendremos contenedores inteligentes (smart bins) que permitirán tasas de reciclaje de hasta un 85% sin casi molestias para la población”.
Las nuevas formas de reciclaje nos permitirán, además, reducir el impacto ambiental de la gestión y tratamiento de nuestros residuos. La digestión anaeróbica de los restos orgánicos (su tratamiento mediante microorganismos para convertirlos en energía) que es considerada de las tecnologías más innovadoras de la industria; la pirolisis, una forma de tratamiento térmico de los residuos que permite su conversión en CH4 (un gas que se usa como combustible para la producción de electricidad) o la gasificación, un método similar al anterior que da como resultado SYNGAS, serán términos con los que estaremos familiarizados en las ciudades del futuro.
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Cambios en los transportes
Pero tampoco hay que olvidarse de que el cambio climático es producto de la emisión de gases de efecto invernadero, como el CO2, que no se generan tanto por nuestros hábitos de consumo sino por nuestra manera de transportarnos. “Los mayores emisores de CO2 en la escala urbana son los vehículos privados y los sistemas de transporte en general”, recuerda Agustín Hernández.
El vehículo eléctrico es una de las grandes apuestas a nivel tecnológico para revertir esta situación. “Su potencial deriva de su posibilidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y aumentar el rendimiento del motor (el eléctrico tiene un rendimiento mayor que el motor de combustión interna), así como de las emisiones cero en el punto de uso”, explica José María López del Grupo de Investigación en Seguridad e Impacto Medioambiental de Vehículos y Transportes (GIVET) del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA) de la UPM.

Sin embargo, pese a que los vehículos híbridos son ya una realidad, aún son muchos los retos que afrontan los vehículos totalmente eléctricos. Los más importantes: “maximizar la autonomía, el tiempo de recarga y la seguridad, minimizando a su vez el peso y el coste”, explican desde el INSIA.
El componente central de un vehículo eléctrico es el sistema de almacenamiento de energía, más conocido como baterías ya que “es el que define la autonomía y el comportamiento del vehículo, y al mismo tiempo el que plantea grandes retos de mayores mejoras”, continúa el experto.
De ahí que en los últimos años se haya trabajado en este sentido con el desarrollo de baterías de níquel metal hidruro (Ni-MH) y de ión litio (Li-ión). “Estos sistemas han conseguido buenas prestaciones en lo relativo a la densidad de energía y su tecnología está preparada para aplicaciones en serie. No obstante, las baterías de Li-ión deben mejorar en cuanto al coste y seguridad si se pretenden que se las considere como una tecnología alternativa para los vehículos eléctricos”.
Entonces, ¿cuándo podremos ver estos vehículos en nuestras calles? “Los ciudadanos esperan poder disponer de vehículos total o parcialmente eléctricos en unos años y la tendencia apunta a ello, aunque los fabricantes se muestren cautos a la hora de hacer previsiones” añade José María López.
Lo que sí que parece estar claro es que el cambio climático es un riesgo frente al que hay que luchar desde diferentes frentes, tal y como se nos recuerda cada año en el Día Mundial de la Madre Tierra. “Para muchos, el cambio climático es un problema lejano pero la realidad es que ya está afectando las vidas de comunidades enteras, animales y personas de todo el mundo. El mundo necesita un cambio profundo”, aseguran desde Naciones Unidas. Y es nuestra responsabilidad trabajar diariamente en esa dirección.