
Tal día como hoy… 21 de junio de 1791 era detenido el rey de Francia, Luis XVI
El 21 de junio de 1791 era detenido en la población de Varennes-en-Argonne, en la Lorena francesa, el todavía por entonces rey de Francia, Luis XVI, que había huido con su familia de París para reunirse en Luxemburgo con las fuerzas austríacas de su suegro -el emperador de Austria- y reimplantar en Francia la monarquía absoluta. Su huida y detención desencadenó su definitiva caída y acabó enviándole a la guillotina dos años después.
CV / Bien mirado, la actitud y estrategia que siguió Luis XVI durante los primeros tiempos de la revolución fue análoga a la que treinta años después seguirá su pariente español, Fernando VII, tras el pronunciamiento de Riego y la reimplantación de la Constitución de Cádiz de 1812. Simuló contemporizar con los cambios acatándolos en principio, a la vez que conspiraba con la aristocracia francesa y las potencias europeas para forzar una intervención que le restituyera en el poder absoluto. La diferencia es que al ciudadano Luis Capeto -como fue denominado tras su destitución como rey- la cosa le salió muy mal, acabando destronado y en la guillotina, mientras que al rey felón consiguió salirse con la suya.
Dos años y un día antes, el 20 de junio de 1789, se había producido en Versalles «El Juramento del Juego de la Pelota»
Dos años y un día antes, el 20 de junio de 1789, se había producido en Versalles «El Juramento del Juego de la Pelota», que se considera el acontecimiento que marca el inicio del proceso que desencadenó la Revolución Francesa. Los diputados del Tercer Estado, hartos de la actitud obstruccionista y dilatoria del monarca, se juramentaron para no separarse hasta que no hubieran redactado una nueva constitución para Francia. Apenas un mes después, el 14 de julio, se producía la toma de la Bastilla y la situación se puso para el rey totalmente fuera de control, de modo que probó a contemporizar.
Francia se mantuvo como una monarquía, pero con los poderes reales seriamente mermados por la Asamblea Nacional. Luis XVI procuró dar pábulo a los revolucionarios más moderados, apoyándose en los dirigentes de origen aristocrático y claramente monárquicos, como Lafayette o Mirabeau, a la vez que conspiraba secretamente con los partidarios acérrimos del absolutismo entre los sectores de la nobleza, el clero y los militares. El rey se sentía un prisionero en su propio palacio de las Tullerías, y cuando estuvo todo preparado, se dispuso la fuga que debía preparar su triunfal retorno. Contaba para ello con una parte importante de la oficialidad del ejército -pero no con la tropa-, con la simpatía de todos los monarcas europeos igualmente absolutistas, y con la posible aportación militar austríaca; no en vano el emperador era su suegro, el padre de su esposa María Antonieta.
Los detalles de la fuga los planeó Hans Alex de Fersen, aristócrata, militar y diplomático sueco, muy posiblemente amante de la reina María Antonieta
Los detalles de la fuga los planeó Hans Alex de Fersen, aristócrata, militar y diplomático sueco, muy posiblemente amante de la reina María Antonieta. El rey y su familia salieron de incógnito de París la noche del 20 de junio. El propio Fersen los acompañó hasta Bondy, separándose luego de la comitiva. Fersen acabaría de ultimar los preparativos mientras la familia real entraría en Bélgica -entonces en poder de Austria- reuniéndose de nuevo con él en la plaza fuerte de Montmédy, con la tropas leales concentradas, para iniciar la vuelta triunfal hacia París. Pero todo se frustró.
La noticia de la huida del rey enfureció a los más radicales, que enviaron a la guardia nacional en su persecución tan pronto se tuvo noticia de la fuga. Los más moderados intentaron «vender» a la soliviantada ciudadanía de París que el rey había sido secuestrado por los absolutistas, intentando exculparse de cualquier protagonismo en el complot, con la finalidad de mantener la monarquía parlamentaria. Al pasar por la población de Varennes, un joven mozo de mulas miembro de la milicia local reconoció al rey disfrazado, se dice que por su parecido con la esfinge de una moneda y ordenó detener la carroza. Informado el alcalde, el rey y su familia fueron retenidos hasta que la milicia llegó y se llevó de nuevo a los reales prisioneros a París.
La noticia de la huida del rey enfureció a los más radicales, que enviaron a la guardia nacional en su persecución tan pronto se tuvo noticia de la fuga
Tras su forzado regreso a París, los reyes siguieron viviendo un año más en las Tullerías y dijo aceptar la Constitución. El 20 de junio de 1792 fue acusado de conspirara con Austria, con la cual Francia estaba en guerra, y se produjeron tumultos frente a las Tullerías. El 10 de agosto fue oficialmente detenido y encerrado en El Temple; el 19 de noviembre se descubrió el «armario de hierro», con toda su correspondencia con otros monarcas europeos, probándose su conspiración. El 10 de diciembre de 1792 fue separado de su familia y se inició el proceso contra él. El 21 de enero de 1793 fue decapitado en la guillotina.