Tal día como hoy… 5 de diciembre de 1839 nacía George Armstrong Custer
El 5 de diciembre de 1839 nacía en New Rumbley (Ohio, EEUU) George Armstrong Custer, el famoso general Custer. Famoso fundamentalmente por su derrota y muerte en la batalla de Little Big Horn (1876), en la cual los indios sioux y cheyennes aniquilaron al 7º de Caballería.
CV / La figura de Custer ha estado desde siempre mediatizada por la divulgación de los mitos sobre el Far West y las guerras indias. Empezó siendo el principal espectáculo del circo de William Cody -el no menos famoso ‘Buffalo Bill’- y de allí pasó a Hollywood. Para unos es una gloria nacional norteamericana por su heroísmo y arrojo; para otros, un genocida y un borracho cuya temeridad llevó a su hombres a la muerte.
La figura de Custer ha estado desde siempre mediatizada por la divulgación de los mitos sobre el Far West y las guerras indias
Biográficamente ha sido objeto de mucha mistificación. Para empezar, lo de «general» Custer no es del todo exacto. Cuando murió era teniente coronel del ejército regular; había alcanzado el generalato durante la Guerra Civil (1861-1865) por méritos de guerra, retornando al grado de capitán al concluir el conflicto. Por otro lado, fue el último de su promoción en West Point, y si no acabó expulsado fue porque, al estallar la guerra, la mayoría de cadetes se fueron con la Confederación, y la Unión necesitaba oficiales. También cabe decir que cambió su apellido de nacimiento «Küster», por el de Custer. Era descendiente de uno de los muchos mercenarios alemanes que habían combatido con el ejército británico durante la Guerra de la Independencia; y eso no era muy popular ni patriótico.
Tras la Guerra Civil participó en las guerras indias contra los sioux y los cheyennes, y se le considera el responsable de la matanza de Río Washita en noviembre de 1868. Parece ser que luego se casó según el rito cheyenne con Monaseetah, hija del jefe Little Rock -muerto en Río Washita-, con la cual tuvo al menos un hijo. En 1864 se había casado con Elizabeth Bacon, que una vez viuda se dedicó a ganarse la vida escribiendo libros sobre su vida con Custer.
Tras la Guerra Civil participó en las guerras indias contra los sioux y los cheyennes, y se le considera el responsable de la matanza de Río Washita en noviembre de 1868
En 1874 corrió la noticia del descubrimiento de oro en Black Hills -las Colinas Negras-, que se encontraban en territorio indio. Y la avalancha de buscadores de oro entró en inevitable conflicto con los indios, que protestaron por la violación del tratado de paz. Como respuesta se les ordenó que abandonaran. El exterminio de los indios de las praderas estaba decidido desde mucho antes.
Custer, anticipándose a las órdenes del general Terry, jefe de la campaña -se dice que para llevarse la gloria de la victoria y dedicarse luego a la política-, partió con su regimiento hacia Little Big Horn (Montana). El 25 de junio de 1876 topó con la mayor concentración de guerreros indios que se produjo jamás, unos 2.500 sioux y cheyennes al mando de Sitting Bull -Toro Sentado-. El séptimo de caballería contaba con unos 600 hombres. Cuando el general Terry llegó al lugar, tres días después, se encontró con los cadáveres sin cabellera y sin armas.

Se ha dicho mucho sobre los errores de Custer que precipitaron su derrota y muerte. Renunció a llevarse una batería de ametralladoras porque habrían retardado su marcha, rechazó el refuerzo de cuatro compañías para no demorar su partida y, por razones que se ignoran, todos los sables fueron empaquetados como pertrechos y no pudieron utilizarse en el combate.
Lo más interesante de Custer no es su trayectoria biográfica, sino el tratamiento cinematográfico de su figura según la época del rodaje y el momento histórico
Pero lo más interesante de Custer no es su trayectoria biográfica, sino el tratamiento cinematográfico de su figura según la época del rodaje y el momento histórico que estuvieran viviendo los EEUU, porque las diferencias delatan la visión del pasado que se tenía desde cada presente, en función de sus centros de interés.
Así por ejemplo, en ‘Murieron con las botas puestas’ (1941), estrenada poco antes de la entrada de los EEUU en la II Guerra Mundial, Custer es el héroe épico de una sola pieza, y los indios seres que parecen estar allí solo para que se les mate. En ‘La Última Aventura’ (1967), en plena escalada de la Guerra de Vietnam, Custer es el guerrero nietzschiano al que le gusta tanto la guerra y matar indios, que se rebela contra su exterminio porque si se queda sin indios, se queda sin guerra. Y acaba inmolándose en una batalla como en los «viejos tiempos», brindándoles el triunfo a sus íntimos enemigos de siempre. Finalmente, en ‘Pequeño Gran Hombre’ (1970), en una época ya muy sensibilizada por el genocidio de los indios y por el de los vietnamitas del momento, Custer es el megalómano borracho y genocida que se enfrenta a unos indios que son la más idílica y prístina encarnación del «buen salvaje» rousseauniano.