Esta obra es un retrato anónimo del célebre conquistador español Hernán Cortés (1485-1547), basado en el cuadro enviado por el propio retratado a Paulo Giovio, en el que aparecía de perfil y con sombrero, sirviendo dicha obra de modelo para muchas representaciones de su busto desde el siglo XVI en adelante. / Wikimedia
Tal día como hoy… 16 de agosto de 1519 Hernán Cortés (no) quemó las naves
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El 16 de agosto de 1519 es la fecha en que se considera que Hernán Cortés (1485-1547) se decidió a optar por el todo o nada. Optó por el todo, enfrentándose al gobernador de Cuba y a ser hecho preso, y acometió la conquista del imperio azteca, del cual apenas había oído hablar a algunos mayas, pero cuyas riquezas en oro y plata se suponían ubérrimas. Y para evitar que nadie de los comprometidos se hiciera atrás en un titubeo de última hora, se dice que ordenó quemar las naves para que no hubiera posible vuelta atrás.
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CV / En realidad, Cortés no quemó ninguna nave. Simplemente las inutilizó barrenándolas y dejando alguna operativa por si acaso. Muy probablemente, de haberlas quemado, no hubiera conseguido posteriormente tomar la lacustre capital azteca, Tenochtitlan, por falta de medios, o al menos del modo que lo hizo.
En realidad, Cortés no quemó ninguna nave. Simplemente las inutilizó barrenándolas y dejando alguna operativa por si acaso
Algunos historiadores han sugerido que Tenochtitlan, situada en la misma ubicación que la actual capital del país, Ciudad de México, era tal vez la mayor ciudad del mundo en aquella época. Sin que sea un extremo comprobado, o cabe duda de que era una inmensa metrópolis, sin duda la mayor del continente americano. Cortés lo ignoraba casi todo sobre los aztecas y su imperio, pero las referencias que tenía le bastaron para emprender la marcha hacia una capital situada a una altitud de 2.250, sobre el nivel del mar. No fue una ruta fácil.
Al llegar a Tenochtitlan, Cortés se encontró con una auténtica mega polis erigida sobre islotes en medio de un inmenso lago, con un complejo trazado de calles y pontones que la hacían prácticamente inexpugnable. Al parecer, impresionaron lo suficiente al emperador azteca Moctezuma como para instalarse allí como Pedro por su casa y con la evidente intención de quedarse. Luego, como es sabido, vino la conspiración de los sacerdotes y nobles aztecas, y la encerrona de la ‘Noche triste’, en que Cortés y los suyos tuvieron que salir por piernas.
La leyenda asegura que los españoles que cayeron sirvieron luego de cena a los indios. Un extremo, éste, el del canibalismo de los aztecas, no comprobado. Sí se sabe que practicaban crueles sacrificios humanos, pero, por cierto, y contra lo que vulgarmente se suele creer, no los realizaban en las famosísimas pirámides de Teotihuacán, por la simple razón de que desconocían su existencia. Son construcciones muy anteriores –olmecas o toltecas- que en los tiempos de Cortes se habían perdido y que se creían montañas naturales cubiertas por el terreno. Y lo del canibalismo generalizado, sin descartarlo por completo, parece más bien un constructo teocéntrico del antropólogo norteamericano Marvin Harris, quien lo propuso como alternativa nutritiva proteínica a la falta de animales domésticos y comestibles.
Con las piezas de los barcos, construyó y armó bergantines que pudieran navegar en el lago, con los cuales atacó las posiciones aztecas
El caso es que cuando Cortés regresó adónde había dejado sus naves, debió caer en la cuenta de la feliz idea de no haberlas quemado, si es que la tuvo alguna vez. Ahora que ya conocía Tenochtitlan, las iba a utilizar, pero no para huir, sino para regresar. Dispuso desmontarlas por piezas y cargar con todas ellas y con la artillería. Para el trasporte, utilizó a indios aliados enemigos de los aztecas, que eran un pueblo guerrero no muy popular entre sus vecinos y vieron en Cortés la oportunidad de librarse de ellos.
Con las piezas de los barcos, construyó y armó bergantines que pudieran navegar en el lago, con los cuales atacó las posiciones aztecas, desconcertados ante aquellos monstruos flotantes que vomitaban fuego.
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También un 16 de agosto se cumplen estas otras efemérides
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