También aumenta la preocupación en torno al uso de la misma para erradicar enfermedades humanas o incluso mejorar rasgos genéticos como la inteligencia, la belleza o la fuerza
Sobre los progresos de la edición génica y sus implicaciones éticas y normativas
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La tecnología CRISPR-Cas9 —que puede utilizarse para insertar, eliminar o cambiar ADN de organismos vivos— puede que sea uno de los descubrimientos científicos sobre los que más se debata este año. Pero al tiempo que los investigadores comienzan a comprobar las maravillas de la edición génica, se levantan voces que advierten de sus implicaciones éticas.
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«La cuestión fundamental es si se querrá en algún momento utilizar la edición génica para cambiar los rasgos hereditarios humanos», advierte David Baltimore

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Una nueva época de la historia humana
Esta semana, una comisión de expertos se reunió en Washington para decidir si esta tecnología debería prohibirse. «Podríamos encontrarnos a las puertas de una nueva época de la historia humana», indicó el nobel David Baltimore del Instituto Tecnológico de California (Caltech) en la presentación de la cumbre internacional. «La cuestión fundamental es si se querrá en algún momento utilizar la edición génica para cambiar los rasgos hereditarios humanos».
Tras tres jornadas de debate, los ponentes publicaron un documento de consenso no concluyente en el que se formulan tres recomendaciones. Primero, que la investigación básica y preclínica es necesaria y debería continuar. Segundo, que la edición génica en células somáticas, cuyo genoma no se transmite a la generación siguiente, debe evaluarse y regularse con rigor. Y, por último, que sería irresponsable en este punto continuar con la edición de células germinales. En los últimos experimentos realizados en China al respecto, en los que se modificaron ochenta y seis embriones para alterar el gen que provoca la talasemia, sólo sobrevivieron unos pocos y no todos ellos presentaron ediciones adecuadas, lo cual puede servir de ejemplo ilustrativo de la situación.
Queda por contestar una cuestión: ¿son capaces las medidas legislativas de seguir el ritmo de la ciencia?
Si bien las conversaciones han resultado fructíferas, estas apenas se han adentrado en el reto ético que supone la edición génica. Los organizadores del evento —las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, la Real Sociedad Científica del Reino Unido y la Academia de las Ciencias de China— reconocieron que es solo el primer paso y que más países y partes interesadas deberían sumarse en el futuro.
Aun así, queda por contestar una cuestión: ¿son capaces las medidas legislativas de seguir el ritmo de la ciencia? Existe sin duda un margen de incertidumbre, sobre todo si se tienen en cuenta las observaciones de Dana Carroll, de la Universidad de Utah, quien comentó que «las aplicaciones con células germinales se harán realidad, probablemente antes de que nadie en esta sala esté preparado», o también el entusiasmo de las familias afectadas durante generaciones por una enfermedad genética.
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