La «Gran Purga» de Stalin

Supervivientes prisioneras del campo de concentración de Ravensbrück son seleccionadas por la Cruz Roja para su liberación. Abril de 1945 / Wikimedia

Tal día como  hoy… 11 de junio de 1937 Stalin iniciaba la «Gran Purga» en el ejército rojo

 

El 11 de junio de 1937, con la condena a muerte del mariscal Tujachevski, que sería ejecutado al día siguiente, Stalin iniciaba la «Gran Purga» en el ejército rojo. Fueron ejecutados 3 mariscales –de 5 que tenía el ejército-, 13 de los 15 comandantes de ejércitos, 8 de los 9 almirantes, 50 de los 57 generales de los cuerpos de ejército, 154 de los 186 generales de división, 25 de los 28 comisarios de los cuerpos de ejército. En las escalas de mando inferiores, se calcula que liquidó al 60% de la oficialidad…

 

CV / La Gran Purga es el nombre con que se conocen los distintos procesos y persecuciones lanzadas por Stalin a finales de la década de los treinta. Exactamente de la misma manera que en el plano político liquidó a toda la cúpula del partido bolchevique que había hecho la revolución de 1917 –con la excepción de Lenin, que había muerto en 1924-, en el militar exterminó a todos los miembros de la estructura de mando –altos e intermedios- y cuadros militares del ejército rojo que había hecho posible la victoria soviética en la guerra civil (1917-1923) posterior a la revolución bolchevique.

El ejército rojo había ganado una guerra sin que Stalin tuviera el menor protagonismo y constituía una estructura que percibía como un peligro para sus proyectos

El ejército rojo tenía para las paranoias criminales de Stalin varios problemas: había ganado una guerra sin que Stalin tuviera el menor protagonismo y constituía una estructura que percibía como un peligro para sus proyectos megalomaníacos; además había sido constituido por Trotski, su mortal enemigo, y sus generales y mariscales se habían formado a la sombra del entonces enemigo público número uno. Igualmente, Stalin tenía cuentas pendientes con el número uno del ejército rojo, el general Mikhail Tujachevski, primer mariscal del ejército rojo y brillante militar, precursor de lo que será la Blitzkrieg, la guerra relámpago. La enemistad entre ambos databa de los tiempos de la guerra civil cuando Stalin había hecho lo imposible para conseguir que Tujachevski fracasara ante las puertas de Varsovia.

No es que Stalin precisara de demasiados pretextos para eliminar a alguien o emprender una purga que acabara con cientos de miles de personas; se los inventaba y punto. Y si hacían falta pruebas, o las falsificaba o arrancaba las confesiones de culpabilidad a base de torturas. Pero esta vez no le hizo falta fabricar pruebas falsas, porque se las elaboró alguien tan interesado como él en cargarse al ejército soviético: la Alemania nazi. En 1936, los servicios secretos nazis habían detectado movimientos en el ejército rojo contrarios a Stalin, y una posible conspiración encabezada por Tujachevski. A iniciativa de Reinhard Heydrich, Himmler le propuso a Hitler fabricar la conspiración y hacerle llegar discretamente a Stalin la información.

Esta vez no le hizo falta fabricar pruebas falsas, porque se las elaboró alguien tan interesado como él en cargarse al ejército soviético: la Alemania nazi

Por entonces, la convivencia pacífica entre la URSS y la Alemania nazi era pura cuestión de intereses, como lo fue el posterior pacto Molotov-Ribbertrop. Ambos pretendían ganar tiempo para estar en posición ventajosa cuando estallara el inevitable conflicto. Hitler quería consolidar su posición y poderse dedicar en primer lugar a liquidar el frente occidental, para evitar tener que luchar en dos frentes, como le había ocurrido a Alemania en la Gran Guerra, cuando el conflicto estallara; luego, ya pasaría cuentas con la Unión Soviética. Y a Stalin tampoco le venía mal que Hitler se olvidara momentáneamente de él…

Stalin, Rýkov, Zinóviev y Bujarin. 20 de septiembre de 1924. / Wikimedia

Además, tanto Stalin como Hitler tenían una coartada perfecta contra Tujachevski: en 1936 había estado de viaje oficial en el Reino Unido, Francia y Alemania, haciendo amistad y manteniendo correspondencia con Heinz Guderian, el general alemán que pasó por ser el inventor del concepto de Blitzkrieg. Y haber viajado al extranjero era un terrible inconveniente en la Rusia estaliniana: el cosmopolitismo estaba muy mal visto.

Stalin consiguió su objetivo, consolidarse en el poder y eliminar a su penúltimo enemigo; Hitler también consiguió el suyo, herir de muerte al ejército soviético

Falsificando todo el material que les pareció oportuno, los alemanes hicieron llegar a los soviéticos informaciones del complot a través del presidente de Checoslovaquia. Stalin no tuvo el menor problema en darles verosimilitud y actuó en consecuencia. Tujachevsli fue detenido el 22 de mayo de 1937 bajo la acusación de conspiración militar-trotskista y espionaje a favor de la Alemania nazi, condenado a muerte en un juicio secreto y sumariamente ejecutado. Inmediatamente, la persecución se extendió de forma generalizada. La purga dejó el ejército rojo sin estructuras de mando y sin idea de operaciones profundas. Stalin consiguió su objetivo, consolidarse en el poder y eliminar a su penúltimo enemigo; Hitler también consiguió el suyo, herir de muerte al ejército soviético.

El 31 de enero de 1957, Tujachevski y sus compañeros fueron póstumamente declarados inocentes y oficialmente rehabilitados.

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