Tal día como hoy… 3 de junio de 1966 Mao Tse-Tung lanzaba públicamente la «Revolución Cultural» china
El 3 de junio de 1966 Mao Tse-Tung lanzaba públicamente la «Revolución Cultural» china, una añagaza ramplona bajo supuesta cobertura ideológica que causó millones de muertos y sumió el país en el caos más absoluto, pero que, después del sonoro fracaso de su anterior «Gran Paso Adelante», le permitió al «Gran Timonel» recuperar el poder. Duró oficialmente desde 1966 hasta 1969; en la práctica, hasta la muerte de Mao en 1976.
CV / Tras la revolución y la guerra de Corea, la economía china estaba al borde del colapso. Mao Tse-Tung anunció entonces pomposamente su nuevo programa, el «Gran Salto Adelante» (1958), una serie de medidas destinadas a mejorar la producción agrícola mediante la colectivización indiscriminada de las tierras, que estuvo a punto de precipitar al país hacia el abismo.
Tras la revolución y la guerra de Corea, la economía china estaba al borde del colapso. Mao Tse-Tung anunció entonces pomposamente su nuevo programa, el «Gran Salto Adelante»
En 1961 Mao cayó en desgracia y fue depuesto de su cargo de presidente de la República Popular, pero conservó los puestos de presidente del partido comunista y jefe del Consejo General del Ejército –cargos más testimoniales que otra cosa-. El sector más moderado del partido tomo las riendas y trató de enderezar la situación. Mientras tanto, Mao guardó silencio y esperó su oportunidad conspirando en la sombra.
Cultivó su imagen de líder puro, incorrupto y guardián de las esencias de la revolución, frente a los «aburguesados» y occidentalizados políticos, militares e intelectuales que detentaban el poder. Todo ello con un batiburrillo ideológico que caló entre las masas incultas que constituían las bases del partido, amparado en el prestigio militar adquirido en la guerra civil 1927-1949. También contó con el apoyo de su segunda esposa, Jiang Quing (1914-1991), una actriz mediocre, fanática y megalómana, futura líder de la «banda de los cuatro».
El momento le llegó a Mao en 1966, impulsando un auténtico golpe de estado dentro del partido desde las bases y ciertas instancias del ejército
Y el momento le llegó a Mao en 1966, impulsando un auténtico golpe de estado dentro del partido desde las bases y ciertas instancias del ejército, movilizando a sus centenares de miles de guardias rojos, que convirtió en las juventudes del partido y predicadores de la revolución cultural.
Las primeras víctimas fueron el presidente Liu Shaoqi (1898-1969), su segundo Deng Xiaoping (1904-1997), desencadenando una purga a gran escala. Decenas de miles de funcionarios, oficiales del ejército y ciudadanos fueron deportados a campos de concentración y de reeducación, de los cuales muchos no volvieron. Se le declaró la guerra al confucianismo, y a todo lo que no fuera «maoísmo»; se quemaron museos, bibliotecas, templos y patrimonio cultural de valor incalculable –ni los nazis llegaron a quemar tantos libros-; se cerraron las escuelas y las universidades –eran «burguesas»-. Muchos intelectuales fueron linchados por las multitudes por «burgueses» y enemigos del pueblo. Y para ser «burgués» bastaba que un guardia rojo o un vecino te acusaran de ello…
Se le declaró la guerra al confucianismo, y a todo lo que no fuera «maoísmo»; se quemaron museos, bibliotecas, templos y patrimonio cultural de valor incalculable
Un amanuense vocacional de Mao, el general Lin Piao, publicó un librillo de los discursos del «presidente» Mao, fue el famoso «Libro Rojo», que éxito tuvo luego entre el estudiantado occidental. Al amparo de este libelo ramplón, se declaró la guerra a «los cuatro viejos»: las viejas costumbres, la vieja cultura, los viejos hábitos y las viejas ideas; siendo además la asignación de «viejo» totalmente arbitraria; a nadie se le ocurrió que Mao contaba ya con setenta y tantos años…
No hay datos precisos de las víctimas directas e indirectas que causó la «Revolución Cultural». Directamente a causa de la represión, se calcula que sobre el medio millón; indirectamente, por el hambre causado por las malas cosechas y peor planificación, varios millones. Las autoridades chinas siempre han sido reacias a proporcionar datos –hasta es posible que no los tengan-, limitándose a calificar el periodo de la Revolución Cultural –un auténtico oxímoron, como «la década catastrófica».
Chou Enlai cosiguió eludir la detención, pero la esposa de Mao ordenó arrestar y asesinar a sus tres hijos. El presidente Liu Shaoqi murió detenido al negársele el tratamiento contra la diabetes que padecía; Deng Xiaping consiguió sobrevivir a un campo de reeducación… Algo ocurrió con el delfín de Mao, Lin Piao; oficialmente murió en 1971 mientras huía de China al estrellarse su avión en Mongolia…
Con Mao ya agonizante, su viuda detentó durante breve tiempo el poder al frente de lo que se denominó «la banda de los cuatro»
Con Mao ya agonizante, su viuda detentó durante breve tiempo el poder al frente de lo que se denominó «la banda de los cuatro», pero no pudo evitar que el sector opuesto del partido recuperara el control, volviendo al poder Chou Enlai, Deng Xiaoping… Tras la muerte de Mao, los miembros de la banda de los cuatro fueron detenidos y juzgados por todo tipo de crímenes. La viuda de Mao fue liberada en 1991, suicidándose supuestamente diez días después de haber salido a la calle.
La Revolución Cultural China es un clarísimo ejemplo práctico de aquella sabia frase de William Faulkner: “Se puede combatir a la ignorancia, al fanatismo y a la intolerancia… por separado; si vienen las tres juntas y se quiere conservar la salud, lo mejor es largarse a toda pastilla”.