
Parte de la política acusa a los docentes de ser los responsables del actual fracaso escolar, pero algunos pedagogos acusan de ello a los padres por su bajo nivel cultural, pero ¿cómo saber quién lleva la razón?
David Rabadà | Catalunya Vanguardista @DAVIDRABADA
Hay algunos docentes que proponen primero evitar que los expertos alejados de las aulas redacten leyes educativas que hacen imposible el correcto desarrollo de la actividad docente. Además, y como en breve argumentaremos, la pedagogía no puede hallar la solución al chasco escolar vigente. Lleva casi un par de siglos probando experimentos educativos y la cosa sigue igual o peor. En este sentido los cuatro expertos de las I Jornadas de Secundaria celebradas en Barcelona el 2012 respondieron lo mismo. Todos ellos afirmaron con rotundidad que, si hoy mismo se cerraran todas las facultades de pedagogía, el sistema educativo nacional no sufriría declive alguno, es más, mejoraría. Y uno de ellos era pedagogo.
La pedagogía no puede hallar la solución al chasco escolar vigente. Lleva casi un par de siglos probando experimentos educativos y la cosa sigue igual o peor
Segundo es muy importante que, desde niños, tanto en casa como en la escuela, reine un ambiente de orden, silencio y concentración para facilitar la comprensión, la práctica y el aprendizaje. Y en caso de ver anomalías rápidamente hallar la intervención de expertos que corrijan dislexias, faltas de lateralidad o problemas de percepción.
Tercero, desde muy pequeños deben existir rutinas en clase y en casa a nivel de trabajo, estudio y descanso. Y añadamos unas pautas de alimentación acordes con el horario diario.
Cuarto, los alumnos necesitan ya en primaria maestros con excelentes conocimientos en su especialidad y con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales. Todo ello con el objetivo que su escritura y comprensión lectora sean excelsas. Bajo el buen dominio del lenguaje se fijan mucho mejor los aprendizajes curriculares. Sin destreza en el lenguaje no se pueden comprender, memorizar o expresar los conocimientos, es más nuestro cerebro difícilmente podrá razonar y pensar con fluidez.
Y quinta y última, mucho esfuerzo aprendido, enseñado y adquirido ya desde infantil y primaria para alcanzar un alto nivel de buenos hábitos que promuevan la motivación interna y con sentido para el alumno. De otra manera, y sólo con estímulos externos como pantallas divertidas y clases lúdicas, no lograremos la plena estimulación de la autonomía del escolar, sólo su reacción puntual en periodos cortos de tiempo.
Entre el 2000 y el 2010 el gasto en educación española aumentó casi un 30 por ciento mientras, y según todos los informes PISA, descendían los resultados académicos de nuestros estudiantes
Con los preceptos anteriores el sistema educativo formaría personas cívicas, profesionales expertos y mentes críticas en base a conocimientos reales. En caso contrario me temo que estaremos derrochando mucho dinero en nuestros centros educativos para repetir los errores pedagógicos de los últimos cien años y más. Aun así, los expertos insisten que hay que invertir más dinero en sus teorías, pero desgraciadamente estas divisas llegan más a los teóricos de la educación que a las aulas. Cabe añadir que entre el 2000 y el 2010 el gasto en educación española aumentó casi un 30 por ciento mientras, y según todos los informes PISA, descendían los resultados académicos de nuestros estudiantes.
Aún así muchos expertos educativos acusan a docentes y progenitores de ser los culpables del fiasco escolar. A los docentes les acusan de no saber suficientes teorías pedagógicas y a los padres, si pertenecen a un perfil sociocultural bajo, de ser los causantes de tanto fracaso escolar. Resulta obvio que tanto docentes como progenitores educamos con defectos, pero ello no nos dice que seamos ni mejores ni peores que el resto de Europa donde la media de fracaso escolar es muy inferior. Lo más paradójico es que quienes deberían arbitrar entre familias y docentes, y para mejorar nuestro sistema educativo, los gobernantes, todavía siguen lejos de la realidad, pero cerca de los expertos teóricos que acusan a los docentes y progenitores de provocar este fiasco académico. Eso sí, los demagogos continúan debatiendo leyes sin consenso que no sólo no han mejorado la enseñanza nacional, sino que la han empeorado.
Quienes deberían arbitrar entre familias y docentes, y para mejorar nuestro sistema educativo, los gobernantes, todavía siguen lejos de la realidad, pero cerca de los expertos teóricos que acusan a los docentes y progenitores de provocar este fiasco académico
Por otro lado, muchos políticos han utilizado los informes PISA con intenciones partidistas para criticar el sistema escolar sin analizar globalmente todo el sistema educativo. Es decir, no han procurado hallar y aplicar medidas correctoras reales como, por ejemplo, sí hizo Estonia. Esta nación alcanzó así una envidiada excelencia y su equidad educativa. Si en nuestro país por los años 80 se logró un consenso entre todos los partidos a nivel de sanidad, ahora debería ocurrir lo mismo con la enseñanza. Pero por desgracia el tacticismo político entre gobierno y oposición ha empeorado el sistema de enseñanza nacional por falta de un consenso entre partidos, por la ausencia de una visión estratégica conjunta y por culpa de una miopía sólo centrada en la escuela como sistema escolar. Los gobernantes en sus leyes han olvidado todos los demás factores del sistema educativo como son las familias, las empresas y los medios de comunicación. En resumen, que nuestro país es un gigantesco, inmenso e infinito dinosaurio que nadie sabe como alentar por una simple razón, yace fósil educativamente. Un profeta dijo que la verdad nos hará libres, pero para alcanzarla hay que saber contrastar verdades, evitar los engaños de quienes puedan manipularnos y finalmente tomar las decisiones demostradas.
Si padres y estudiantes no desean ser estafados por un sistema educativo sin calidad, primero deben dudar de todo, segundo buscar informaciones veraces, tercero cuantas más mejor, cuarto describir objetivamente lo contrastado, quinto sacar conclusiones, y sexto y último, aplicar la lógica y lo eficaz para hallar el mejor sistema de enseñanza. Sólo si este es de calidad se garantiza la libertad de criterio y de elección correctas en nuestra democracia. En caso contrario ésta expirará bajo la mediocridad de los estúpidos, los intereses de los pícaros y la manipulación de los perversos. Y mucho hay de ello en nuestros políticos y en sus asesores en educación.
Los creyentes en la arcaica pedagogía teórica andan proponiendo teorías globales desde hace más de cien años bajo conceptos abstractos como la libertad, la creatividad y la felicidad del niño. Todo ello con la fatua ilusión de hallar una técnica mental universal para el aprendizaje fácil y feliz. Por desgracia, y como dijo el escritor y profesor Alberto Royo, todas estas esperanzas low cost no han logrado jamás reducir globalmente el fracaso escolar en todos nuestros centros educativos, más bien lo contrario, al sustituir el saber real por la felicidad outlet lo han alentado.
Este artículo forma parte de una serie titulada “Fracaso escolar o fracaso político“, a cargo de nuestro colaborador, David Rabadà.
Entrega anterior: Mejorar la educación o empeorar la sociedad (58)