
Veinte años después de la celebración del Año Gaudí, el Museu Nacional d’Art de Catalunya afronta una revisión crítica de la obra del arquitecto con una exposición de gran formato que reúne más de 650 objetos arquitectónicos, de diseño y mobiliario, obras de arte, documentos, planos y fotografías, se aleja de los tópicos y realiza una revisión completa de la trayectoria de Gaudí, desde los años de formación hasta su muerte y su entierro multitudinario.
Antoni Gaudí (1852-1926) tiene una presencia muy especial en la colección del Museu Nacional, que cuenta con un conjunto numeroso y completo de sus obras y las expone junto a las de otros artistas y arquitectos del periodo, entre los que cabe destacar especialmente a Josep Maria Jujol. El museo, que es un centro de referencia para las artes del modernismo, reformulará la presentación de sus obras en las salas de la colección permanente para incorporar esta nueva visión.
La exposición, que esta primavera viajará a Paris, al Musée d’Orsay, propone una nueva narración que libera al arquitecto de los tópicos y de las visiones reduccionistas con las que se le ha ido cargando a lo largo del tiempo
La exposición, que esta primavera viajará a Paris, al Musée d’Orsay (del 11 de abril al 17 de julio de 2022), y que ha supuesto una intensa labor de investigación y de restauración por parte del comisario y de los equipos del museo, propone una nueva narración que libera al arquitecto de los tópicos y de las visiones reduccionistas con las que se le ha ido cargando a lo largo del tiempo. Este proyecto muestra a un Gaudí que no era un genio aislado, fuera de su tiempo e incomprendido, y lo sitúa en el contexto internacional, presentando un conjunto muy importante de obras de artistas como Auguste Rodin, Geoffroy-Dechaume, Violet-le-Duc, Thomas Jeckyll o William Morris.
Se exponen por primera vez importantes novedades y piezas durante años olvidadas, como el espectacular mueble recibidor del piso principal de la Casa Milà, que fue desmontado en los años 1960 y cuyas piezas se dispersaron; el busto de la Fuente de Hércules de los jardines del Palacio de Pedralbes; los yesos que sirvieron para modelar las esculturas de la Sagrada Família; las fotografías del park Güell que formaron parte de la exposición de Paris en 1910 y que no se han vuelto a exponer, o uno de los tapices realizados por Jujol por encargo de Gaudí para los Juegos Florales de 1907, entre muchas otras.

La exposición descubre a un Gaudí de una enorme complejidad, que capta como ningún otro artista las necesidades de la sociedad en la que vive, un tiempo de cambios radicales, y produce las imágenes más potentes, que perduran hasta nuestros días. En total son 74 las instituciones y colecciones tanto nacionales como internacionales que colaboran prestando obras para esta gran exposición, que cuenta además con las obras de la propia colección del museo.
Los diferentes ámbitos de la exposición se encadenan según una secuencia vagamente cronológica, entrelazando cuestiones y temas que permiten lecturas a veces paralelas, a veces entrecruzadas, más allá de la cronología específica de las propias obras.