
Tal día como hoy… 26 de diciembre se celebra en la mayoría de países cristianos el día de San Esteban
El 26 de diciembre se celebra en la mayoría de países cristianos europeos el día de San Esteban, llamado en los países protestantes el segundo día de Navidad. Las noticias más antiguas que se conservan sobre esta celebración datan del martirologio siríaco del siglo V. San Esteban es el primer mártir cristiano de la historia.
CV / La fecha de la muerte de San Esteban se ignora, pero el santoral católico situó la festividad en el día siguiente de Navidad, adoptando la tradición siríaca. El santoral bizantino lo situó en el 27 de diciembre, y los protestantes, que consideran la canonización una forma de politeísmo, simplemente se quedaron con el Second Christmas Day.
De San Esteban se ignora casi todo, excepto las circunstancias de su muerte, y aunque su existencia histórica se da por buena, no se sabe ni dónde nació ni prácticamente nada de su vida
De San Esteban se ignora casi todo, excepto las circunstancias de su muerte, y aunque su existencia histórica se da por buena, no se sabe ni dónde nació ni prácticamente nada de su vida. Los únicos datos que se tienen sobre él provienen del Nuevo Testamento, concretamente, de los ‘Hechos de los Apóstoles’, de acuerdo con los cuales era diácono –o archidiácono- de la comunidad judía helénica, y fue lapidado por condena del sanedrín en el año 34, es decir, un año después de la muerte Cristo, por su condición de cristiano y por contravenir la ley mosaica en que se fundamentaba el judaísmo. También se cita en esta fuente bíblica que entre los presentes en la lapidación, se encontraba otro judío helenizado, Saulo, que luego se convertiría en San Pablo tras su caída del caballo y correspondiente epifanía, cuando se dirigía a Damasco para perseguir cristianos.
En realidad, considerar a San Esteban cristiano es una aseveración algo precipitada, ya que el cristianismo, como tal, no existía todavía. Quizás fue un discípulo de Jesucristo, aunque la Biblia no dice nada de ello. Se trataba en todo caso de un judío helenizado y disidente, es decir, desde el punto de vista de la ortodoxia judaica, un hereje. La religión hebraica se fundamentaba en la ley de Moisés, y creía en un Dios único y creador del mundo, que había elegido a los israelitas como su pueblo escogido. En algún momento del Antiguo Testamento se establece la promesa divina de enviar al mundo a su hijo. No había prisa, pero en los tiempos de la dominación romana, la llegada de un mesías que liberara al pueblo de Israel del yugo de los romanos empezó a tomar cuerpo. Hubo muchos mesías, o que se proclamaron como tales, todos ellos falsos según el credo judío, y uno verdadero según el cristiano: Jesucristo, hijo de Dios y de su misma naturaleza divina, hecho hombre. Para el mahometismo, Jesucristo es un profeta más…
Una de las características de las creencias mesiánicas es precisamente la eternización del tiempo de espera
Lo que sí nos aporta el martirio de San Esteban es un dato importante: el hecho, históricamente constatado, de que los protocristianos fueron disidentes del judaísmo, y que la mayoría, o muchos de ellos, estaban helenizados. Será el caso también de San Pablo, que era, además, ciudadano romano según el Nuevo Testamento. Para el judaísmo, el tema de la llegada de un mesías auténtico suponía un serio problema. Una de las características de las creencias mesiánicas es precisamente la eternización del tiempo de espera, consistiendo precisamente su esencia en la organización de este ‘mientras tanto’ eternamente demorado, que acaba siendo en sí el medio que se convierte en fin. Y claro, que alguien empezara a anunciar que el verdadero mesías había llegado, había sido crucificado y que había resucitado, no les sentó muy bien a los miembros del sanedrín –Caifás seguía allí-, que a juzgar por las fechas, eran los mismos que habían condenado a Jesucristo…