A pesar de la crisis, el acceso de la población siria a servicios de salud mental es ahora mayor que nunca. Informa Dale Gavlak. / Imagen: Madres sirias hablan con trabajadores de ACNUR. Foto: ACNUR
Según la Comisión Europea, unos 13,5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria
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Rayyan, una niña siria de nueve años fue diagnosticada por casualidad. “Se escondía detrás de su deprimida y agotada madre, mientras examinaba a su hermana, que sufría malnutrición”, dice el Dr. Waseem Dahkoul, que trabaja en un centro de salud comunitario en la ciudad siria de Alepo. “Rayyan venía teniendo problemas para dormir y orinándose en la cama desde que un misil cayó en su barrio”, explica Dahkoul. “No tenía amigos y hacía dibujos llenos de tristeza e imágenes de guerra”.
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OMS / “Desde que empezó a recibir apoyo psicosocial para los síntomas de estrés agudo, Rayyan ha dormido mejor y ha vuelto a jugar con sus amigos y a dibujar rosas, árboles y mariposas impresionantes”, comenta Dahkoul, que trabaja en uno de los 130 centros de salud que hay en 11 de las 14 gobernaciones del país y en los que se prestan servicios de salud mental a la numerosa población local que los necesita.
Más de 220 000 personas, la mitad de ellas civiles, han perdido la vida durante el conflicto
Esos centros ofrecen apoyo a unas 10 000 personas necesitadas todos los meses. Mucha gente padece angustia psicológica aguda tras cuatro años de un conflicto que ha provocado de grandes desplazamientos de población, muerte y destrucción y desencadenado la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
Según la Comisión Europea, unos 13,5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, y más de 220 000 personas, la mitad de ellas civiles, han perdido la vida.
“Al menos uno de cada 30 sirios padecerá algún tipo de afección mental grave”, señala el Dr. Fahmy Hanna, funcionario técnico del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS calcula que durante las emergencias la prevalencia de las enfermedades mentales graves, como las psicosis y las formas graves de depresión, aumenta entre un 3% y un 4%, y la prevalencia de los trastornos mentales leves a moderados, como la depresión y la ansiedad, entre un 15% y un 20%.
Esos incrementos están relacionados con la presión psicológica derivada de los horrores de la guerra, la destrucción de los hogares y el hecho de vivir en condiciones de hacinamiento. De ahí que los programas de salud mental sean especialmente necesarios durante y después de los periodos de crisis.
Antes de que estallara el conflicto en 2011, el sistema de salud mental sirio estaba concentrado fundamentalmente en tres hospitales psiquiátricos de las dos ciudades más grandes del país, Damasco y Alepo.
Unos 70 psiquiatras atendían a toda la población del país, aproximadamente 23 millones de personas, y unos cuantos psicólogos ofrecían servicios de orientación psicológica.
[blocktext align=»left»]Tras el conflicto, el hospital de Alepo ha sido destruido, no se puede acceder a los otros dos hospitales y la mayoría de los psiquiatras ha huido del país
Desde entonces, el hospital de Alepo ha sido destruido, no se puede acceder a los otros dos hospitales y la mayoría de los psiquiatras ha huido del país.
En los dos últimos años, la OMS ha respaldado la descentralización de los servicios de salud mental del país y ayudado a reconstruir estos sobre las ruinas del anterior modelo centralizado, por lo que ahora se está empezando a ofrecer tratamiento y atención a nivel de la atención primaria.
El enfoque seguido es reflejo de la reforma de los servicios de salud mental que está teniendo lugar en el mundo entero.
En muchos países los servicios de salud mental se siguen prestando exclusivamente en grandes hospitales psiquiátricos, pero algunos países han descentralizado esos servicios a unidades dependientes de hospitales generales, en el marco de procesos radicales de reforma que respetan los derechos de las personas.
“Se pueden establecer servicios de salud mental incluso en medio de una crisis”, dice Elizabeth Hoff, representante de la OMS en la República Árabe Siria.

Hoff y su equipo prestaron una importante ayuda a los profesionales sirios para poner en marcha el nuevo programa descentralizado de salud mental del país.
“Queda mucho por hacer y por financiar en los próximos años”, añade Hoff.
Solo el 16% (130) de los 832 centros de salud que siguen funcionando en el dividido país cuentan con médicos que han recibido formación para utilizar la Guía de Intervención del Programa de Acción Mundial en Salud Mental de la OMS (Guía de Intervención mhGAP) .
Esos médicos han recibido formación para reconocer y diagnosticar la mayoría de las afecciones mentales, en particular depresión, trastornos psicóticos, trastornos por consumo de sustancias y problemas de salud mental en la infancia.
Los 130 centros ofrecen tratamiento y atención gratuitos, prestados por médicos o psicólogos.
Para Hoff, un importante reto con que se enfrenta el nuevo programa sirio consiste en llevar los servicios de salud mental a las zonas del país controladas por la oposición.
Actualmente se está diseñando un programa de autoayuda para las personas que se encuentran en zonas de difícil acceso
Actualmente se está diseñando un programa de autoayuda para las personas que se encuentran en esas zonas de difícil acceso.
Hoff atribuye el éxito del programa sirio al hecho de que fue diseñado y elaborado por expertos en salud locales capacitados por la OMS en colaboración con los principales proveedores de atención sanitaria.
Por lo general la OMS recibe solicitudes de ayuda para establecer sistemas de atención de salud mental basados en las comunidades, integrados en la atención primaria de salud y acordes con las necesidades de las comunidades una vez concluida una emergencia, según ha explicado el Dr. Hanna. Pero en la República Árabe Siria las cosas han sido distintas.
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Reconstruir servicios de salud mental descentralizados
A finales de 2013 se reunieron en Beirut, la capital del Líbano, expertos de la OMS con el fin de diseñar un plan para responder a las crecientes necesidades del país en materia de salud mental.
La recomendación que formularon –reconstruir servicios de salud mental descentralizados– se basó en la experiencia de la OMS y en las enseñanzas extraídas de otras emergencias.
El plan se adoptó de común acuerdo con el Ministerio de Salud de Siria, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y organizaciones gubernamentales como International Medical Corp y la Media Luna Roja Siria.
Hanna, que en esos momentos estaba dedicado a la situación de la salud mental durante la revolución en Libia, y el Dr. Eyad Yanes se encontraban entre los representantes de la OMS en la reunión de Beirut.
Yanes trabaja ahora con la OMS como oficial encargado de la salud mental a nivel nacional y se ocupa de coordinar una red de psiquiatras en la República Árabe Siria y de ayudar a formar a estos para que presten atención y tratamiento de salud mental.
En primer lugar, la Guía de Intervención mhGAP se tradujo y se adaptó al contexto sirio.
Por primera vez hay profesionales sanitarios debidamente capacitados en más de 100 establecimientos de salud y en lugares muy afectados por el conflicto
A continuación, en 2014, Yanes y sus colegas de la OMS ayudaron a formar a unos 570 médicos y enfermeros no especialistas; ahora hay unos 700 profesionales sanitarios en centros de atención primaria y secundaria que prestan atención de salud mental siguiendo las directrices de la OMS.
Yanes y sus colegas también han formado a proveedores de atención de salud que trabajan en la Sociedad de la Media Luna Roja y otras organizaciones no gubernamentales y que prestan servicios a las dos partes en el conflicto.
“Por primera vez hay profesionales sanitarios debidamente capacitados en más de 100 establecimientos de salud y en lugares muy afectados por el conflicto, como Damasco (incluida su periferia rural), Alepo, Homs, Hama, Latakia, Tartus, Quneitra y Al-Hasaka”, indica Hanna.
Además, la OMS ha seguido impartiendo formación en el servicio a proveedores de atención sanitaria gracias a un equipo de supervisores nacionales sirios que proporcionan apoyo técnico realizando visitas in situ o estableciendo comunicación a través de las redes sociales, como Facebook, Whatsapp y Skype, en las zonas de acceso limitado debido a la situación de la seguridad.
Ese equipo cuenta a su vez con el respaldo de supervisores internacionales que se encuentran fuera del país, explica Hanna.
La formación abarca la orientación psicológica básica y avanzada, la terapia cognitivo-conductual y la terapia familiar, además de la prescripción de medicamentos para algunas afecciones mentales.
Para la Dra. Mouna Farhood, ginecóloga siria, la formación sobre la Guía de Intervención mhGAP ha transformado la relación que tiene con sus pacientes y con su propia familia.
“He aprendido a detectar problemas de salud mental en mis pacientes haciéndoles preguntas sobre cómo se sienten y cómo duermen”, explica Farhood.

Farhood dice también que ganarse la confianza de sus pacientes lleva tiempo. Una de sus pacientes, una universitaria de 24 años, le contó en su tercera visita que había tratado de suicidarse dos veces con un cuchillo.
“Su vida cambió después de empezar un tratamiento con antidepresivos y de recibir apoyo psicosocial. Logró terminar con éxito su primer año en la universidad y obtuvo una beca para continuar estudiando odontología en Alemania”, cuenta Farhood.
Uno de los principales escollos del programa es la estigmatización que rodea a las enfermedades mentales.
“Las cosas están cambiando. Veo que mis pacientes aceptan ahora que pueden estar deprimidos y no se avergüenzan de pedir ayuda,” comenta Farhood.
Dahkoul comparte esa opinión: “La experiencia del mhGAP me ha hecho hacerme amigo de mis pacientes y me ha abierto nuevas perspectivas profesionales”.
También se está poniendo en marcha un programa de autoayuda para las personas que sufren angustia y que están en zonas de difícil acceso. El programa se pondrá a prueba entre un pequeño grupo de médicos y otros profesionales sanitarios a comienzos de este año y se ampliará en función de los resultados que se obtengan.
La OMS ha contribuido a la preparación de un libro de autoayuda, acompañado de material de audio, que permite a los profesionales formarse solos.
Yanes dice que antes de la actual crisis, cuando trabajaba en el ministerio de salud sirio, propuso que se establecieran unidades de psiquiatría en los hospitales generales, pero no tuvo éxito. “Ahora, con la crisis, tendremos cuatro de esas unidades el año que viene.”
Para 2016 están previstas más actividades de formación, tanto para médicos generales como para personal de enfermería, con el fin de crear y consolidar una plantilla de proveedores de servicios de nivel intermedio.
Ahora bien, tanto Hanna como otras personas reconocen que las necesidades en materia de salud mental del país son enormes.
“Este programa es una buena iniciativa que hay que respaldar y ampliar.”
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