La competitividad entre los machos por aparearse con la hembra y la elección que hacen ellas del macho mejora la salud genética de la especie y compensa el hecho de que ellos no produzcan crías de manera directa. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ha sido publicado en la revista Nature.
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