En mamíferos, el músculo cardíaco tiene una capacidad muy limitada para recuperarse tras un infarto. Sin embargo, otros vertebrados, como los peces cebra, pueden reparar el daño cardíaco reemplazando las células afectadas por otras muy particulares.
Científicos españoles han analizado en ratones geriátricos el envejecimiento irreversible de las células madre musculares. Los resultados muestran que estos organismos de edad muy avanzada pierden su capacidad regenerativa.
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