El inicio de la covid-19 obligó a la mayor parte de la población mundial a recluirse en casa para evitar el contagio. Diversas investigaciones revelan que una de las consecuencias ha sido el aumento del tiempo de televisión, ordenadores y dispositivos móviles en los más pequeños, lo que afecta a sus horas de sueño y comportamiento.
Una prepublicación pendiente de revisión analiza trabajos publicados sobre la eficacia de medidas de salud pública como los confinamientos domiciliarios, la distancia social y el uso de mascarillas. Su conclusión es que estos carecen de una calidad que permita extraer conclusiones, pero esto no implica que no funcionen.
El comportamiento individual tiene un efecto significativo en la prevención de una gran segunda ola de infecciones por COVID-19. De hecho, mantener el distanciamiento social y otras intervenciones, como el uso de mascarillas y la higiene de manos, podría eliminar la necesidad de futuros confinamientos.
Los confinamientos evitaron tres millones de muertes en Europa, 450.000 de ellas en España. Dos estudios publicados esta semana en la revista Nature analizan la efectividad de las intervenciones no farmacológicas a la hora de controlar la pandemia de SARS-CoV-2.
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Configurar y más información