Un nuevo estudio del CSIC ha desarrollado un método para medir la erosionabilidad del suelo basado en los datos de 82 inundaciones provocadas por desbordamientos de lagos, un fenómeno que frecuentemente causa graves riesgos y desplazamientos de población. Los resultados se publican en la revista Scientific Reports.
Hace entre 7,5 y 12 millones de años, la cuenca del río Ebro, en el noreste de la Península Ibérica, comenzó a acumular sedimento hasta el punto de alcanzar entre 500 y 750 metros por encima del nivel del mar. Desde entonces, se ha erosionado de media un milímetro cada década en su descenso hacia el Mediterráneo y ha ido elevándose hasta 630 metros en el centro.
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