El consumo de perro fue práctica habitual entre los pobladores de El Portalón de la Cueva Mayor de Atapuerca (Burgos) desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce. Así se desprende de un estudio llevado a cabo por un Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA). El estudio ha detallado las marcas identificadas en los huesos que indican el consumo de estos animales.
Descubren un fragmento de cerámica neolítica con una iconografía muy singular que conecta, por primera vez, poblaciones de la meseta norte de la Península Ibérica con otras gentes neolíticas del Mediterráneo peninsular, de Alemania y de Italia. El hallazgo permite repensar el origen del simbolismo neolítico en Europa y sugiere que las distintas entidades regionales europeas mantenían fuertes alianzas, así como una cierta tendencia hacia la globalización simbólica.
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