Una investigación anima a los viticultores a probar con variedades de uva menos conocidas que podrían contrarrestar algunos de los efectos del cambio climático. El aviso que lanza esta investigación es claro: las distintas variedades de uva tienen diferentes capacidades de adaptarse a las mayores temperaturas y a la sequía creciente prevista debido al calentamiento global del planeta.
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