Una investigación realizada con ratones demostró de qué manera actúa la hormona del crecimiento (GH, del inglés growth hormone) en el cerebro, cumpliendo un importante papel en el estímulo del apetito, amén de sus funciones ya conocidas. La hormona GH regula la capacidad de la grelina, una molécula conocida como la hormona del hambre, para inducir el aumento de la ingesta de alimentos.
Visualizan con gran resolución circuitos cerebrales que podrían estar implicados en la ansiedad y la agresividad. Un estudio del IN-CSIC-UMH visualiza las vías de las proteínas oxitocina y vasopresina, implicadas en la regulación de comportamientos sociales complejos.
Un artículo versa sobre los mecanismos de adaptación del organismo a los desajustes del reloj biológico producidos por discrepancias entre los ciclos de luz y oscuridad y los dependientes de la disponibilidad de alimentos.
El cerebro es fundamental en la regulación del apetito, el peso corporal y el metabolismo. En concreto, hay un pequeño grupo de neuronas del hipotálamo, llamadas POMC, que detectan e integran señales que informan sobre el estado energético del organismo y activan las respuestas fisiológicas oportunas. Estas neuronas son sensibles a las fluctuaciones en nutrientes como la glucosa, ácidos grasos o aminoácidos.
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