El murciélago vampiro común se alimenta exclusivamente de sangre, con lo cual está expuesto a las numerosas enfermedades víricas presentes en los animales a los que ataca. Por eso, los científicos pensaban que su genoma contenía numerosos elementos que le ofrecían protección. Una investigación revela que, en efecto, sus propios genes cumplen esta función, pero le da un papel especialmente significativo al conjunto de genes de los microorganismos del intestino de este animal, su microbioma.
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