Los interruptores genéticos regulan la activación de los genes durante el desarrollo embrionario para controlar la generación de tejidos y órganos. Un fallo en estos interruptores puede ocasionar diversas enfermedades. Ahora un nuevo estudio ha demostrado que para que funcionen correctamente un grupo de estos interruptores -los que encienden los genes para la construcción de las estructuras de los vertebrados- deben sufrir una modificación epigenética (una alteración de la actividad del ADN que no modifica su secuencia) durante el desarrollo embrionario.
Los científicos han descrito miles de secuencias de genes que definen las facciones de la cara y el cráneo durante el estado embrionario. El estudio, realizado de momento en ratones, permitirá comprender mejor los defectos de nacimiento en humanos, como el labio leporino o el paladar hendido.
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