El 7 de abril de 1827, el químico y boticario John Walker (1781-1859), vendía en su farmacia de Stock-ton-on-Tees (Inglaterra) la primera caja de cerillas de frotación de la historia. Las había inventado el año anterior, aunque como el mismo reconoció, fue una serendipia.
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Configurar y más información