Los estados metaestables son los que tienen una estabilidad débil y, por tanto, duran periodos de tiempo cortos. El ejemplo más conocido es el del agua, que, en ciertas condiciones, puede mantenerse en estado líquido por debajo de los 0 ºC (sobreenfriada), a pesar de que su estado estable a esas temperaturas es el estado sólido (hielo). Un trabajo de la UB describe un nuevo mecanismo para formar estados metaestables de manera simultánea a la formación de estados estables.
El transporte intracelular es determinante para el buen funcionamiento de las células. En él intervienen las quinesinas, motores moleculares que se encargan de transportar una gran variedad de moléculas a lo largo del citoesqueleto, una estructura que constituye un andamio para la célula y, al mismo tiempo, actúa como red de carreteras por donde se efectúa el transporte.
Muchos de los fenómenos que nos rodean, como el agua que hierve en una cacerola o el hielo que se derrite en un vaso de licor, consisten en un cambio del estado físico de las sustancias. En física, estas transformaciones se conocen como transiciones de fase de primer orden.
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Configurar y más información