Investigadores han desarrollado moléculas que permiten controlar mediante la luz la actividad de los receptores beta adrenérgicos localizados en los cardiomiocitos, células del músculo cardíaco. Los resultados de este trabajo apuntan a la generación de futuras terapias más precisas y con menos efectos secundarios.
Un trabajo de investigadores del CIBERCV en el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y el Hospital Clínico de València, demuestra la utilidad de un novedoso estudio de la función cardíaca mediante resonancia magnética cardíaca en determinados pacientes que han padecido un infarto agudo de miocardio.
En mamíferos, el músculo cardíaco tiene una capacidad muy limitada para recuperarse tras un infarto. Sin embargo, otros vertebrados, como los peces cebra, pueden reparar el daño cardíaco reemplazando las células afectadas por otras muy particulares.
El sistema de conducción cardíaco está constituido por las estructuras encargadas de producir y transmitir el impulso eléctrico necesario para la contracción del corazón y la propulsión de la sangre hacia las arterias y el resto del cuerpo. Para que se pueda contraer el músculo cardíaco, los ventrículos tienen tejidos especializados en la conducción del impulso eléctrico desde el nodo atrioventricular a otras regiones del miocardio.
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