Gracias a ALMA un equipo internacional de astrónomos observó el momento exacto en que una estrella en edad avanzada empezó a alterar su entorno. La estrella produjo chorros de gas bipolares de alta velocidad que ahora están chocando con el material circundante.
Las nebulosas planetarias constituyen una de las etapas finales en la vida de estrellas de masa baja e intermedia, como el Sol. Tras agotar su combustible, estas estrellas se desprenden de sus capas externas, que forman una envoltura de gas ionizado en torno a una estrella de tipo enana blanca.
Esta extraordinaria burbuja, que brilla como el fantasma de una estrella en la inquietante oscuridad del espacio, puede parecer sobrenatural y misteriosa, pero es un objeto astronómico familiar: una nebulosa planetaria, los restos de una estrella moribunda.
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