Las células vegetales comparten un extraño y sorprendente parentesco con las neuronas animales: muchas de ellas tienen proteínas que se parecen mucho a los receptores de glutamato, que ayudan a transmitir las señales nerviosas de una neurona a otra. Aunque las plantas carecen de sistema nervioso, estudios previos habían demostrado que necesitan estas proteínas similares a los receptores de glutamato para reproducirse, crecer y defenderse contra enfermedades y plagas.
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