Un nuevo estudio ha revelado que el deshielo de la Antártida refuerza la formación de aerosoles en la atmósfera, favoreciendo a su vez la formación de nubes en verano, lo que podría ayudar a reducir la radiación solar que recibe la región y tener importantes consecuencias en el clima.
En el centro de una galaxia conocida como NGC 1068 se esconde un agujero negro supermasivo rodeado de una densa nube de polvo y gas con forma de donut. Al usar ALMA para estudiar esta nube en detalle, un equipo de astrónomos hizo un inesperado hallazgo.
Crean un software que determina la aparición de nubes de una manera mucho más exacta que las predicciones convencionales y permite reducir los impactos que sufren los receptores solares por la diferencia de temperatura.
En dos artículos publicados en la revista Nature, el experimento CLOUD del CERN informa de nuevos resultados que implican que las condiciones básicas del clima no contaminado de la época pre-industrial pudieron haber sido más nubosas de lo que se cree actualmente.
La formación de estrellas tiene lugar a nuestro alrededor. La Vía Láctea está envuelta en nubes de polvo y gas que podrían convertirse en la cuna de la próxima generación de estrellas. Gracias al observatorio espacial de la ESA, podemos observar el interior de las nubes y descubrir qué ocurre realmente.
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