Descubren un tipo larvas de moscas, de la familia de los sírfidos, que viven en lo que probablemente es el hábitat más peligroso para la supervivencia de un insecto, las hojas pegajosas de una planta carnívora. El enigma, oculto casi doscientos años en la zona central de Brasil, desvela como las larvas de este insecto consigue alimentarse de las presas atrapadas en las pegajosas hojas de estas plantas.
El proyecto financiado con fondos de la Unión Europea CARNIVORUM ha publicado una investigación en la que se explica el modo en el que el genoma de la venus atrapamoscas le ha permitido convertirse en una planta insectívora.
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